En un solo día descubrirás los monumentos más famosos de Praga y sus rincones secretos, sin preocuparte por trenes ni mapas. Con tu propio chófer y tiempo libre para pasear o probar una cerveza local, esta experiencia es cómoda y personal.
La mañana estaba fresca cuando salimos de Viena; nuestro chófer llegó puntual, esperándonos en la entrada del hotel. La ciudad apenas despertaba, con aromas a panadería flotando mientras pasábamos. Al tomar la autopista, los campos ondulados de Moravia se extendían ante nosotros: parches de colza amarilla y pueblos tranquilos desfilaban rápido. El viaje es largo (unas cuatro horas), pero se hace corto cuando charlas con alguien local al volante. Nuestro chófer señaló pequeños pueblos fronterizos que no conocía y hasta nos recomendó parar a tomar un café en una cafetería de carretera con un strudel de manzana sorprendentemente bueno.
Praga te impacta de golpe: el río Moldava brillando bajo puentes antiguos, tranvías que suenan al pasar y esos edificios majestuosos a la orilla del agua. Empezamos cerca del Teatro Nacional; nuestro guía nos contó cómo los locales aún se reúnen ahí para grandes eventos. Cruzar el Puente Carlos es toda una experiencia: músicos tocando jazz, parejas haciéndose selfies y el suave aroma de castañas asadas en el aire. El Barrio Judío es más tranquilo; callejuelas empedradas y sinagogas antiguas escondidas entre tiendas modernas. La Plaza Wenceslao vibraba de vida: estudiantes charlando en los bancos, vendedores ambulantes ofreciendo trdelník (ese dulce enrollado en azúcar). Tuvimos tiempo libre en la Plaza de la Ciudad Vieja; aproveché para tomar una cerveza checa en la terraza del U Prince mientras veía sonar el Reloj Astronómico. No te pierdas la cerveza, aquí sabe diferente.
Son unas cuatro horas en coche por trayecto, dependiendo del tráfico y paradas que hagas.
¡Claro! Tendrás tiempo suficiente en la Ciudad Vieja para comprar, comer o simplemente pasear a tu ritmo.
Por supuesto, hay asientos para bebés si los necesitas y también puedes llevar cochecito sin problema.
No hay problema, el tour es flexible y tu chófer puede ajustar las paradas según lo que más te interese ver.
El día incluye recogida y regreso al hotel en Viena, transporte privado con chófer de habla inglesa que conoce bien ambas ciudades, y un itinerario personalizado para que te centres en lo que más te guste. El aire acondicionado asegura comodidad sin importar el clima.
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