Deja Buenos Aires por un día para descubrir Tigre y el Delta del Paraná en barco con un guía local, haciendo una parada para café en San Isidro y recorriendo el mercado Puerto de Frutos antes de disfrutar un almuerzo frente al río. Prepárate para pequeñas sorpresas: jardines de rosas, vida ribereña y relatos que te llevarás a casa.
No esperaba que Buenos Aires se viera tan verde una vez que salimos del centro. Nuestra guía, Lucía, nos señalaba esos enormes parques mientras avanzábamos por la Avenida del Libertador — y al parar en El Rosedal, hasta pude oler las rosas, aunque fue solo una breve parada. La Floralis Genérica brillaba bajo el sol, con sus pétalos abiertos. Es curioso cómo algo tan metálico puede parecer casi suave desde lejos.
Hicimos una parada en San Isidro, que honestamente se sentía como otro mundo comparado con el centro porteño. La catedral es alta y algo solemne, pero justo enfrente había un café donde nos sentamos a tomar un café — la gente conversaba en voz baja, y recuerdo a un niño persiguiendo palomas afuera. Lucía nos contó sobre su infancia allí; se reía recordando cómo se perdía por las calles después del colegio. Esa anécdota me quedó grabada.
Lo que más me interesaba era el paseo por el Delta del Tigre. Subir a esa vieja lancha de madera fue como entrar en la rutina diaria de otra gente — vecinos saludando desde sus porches, ropa tendida moviéndose con la brisa. El agua tenía un olor terroso, no desagradable, sino auténtico. Navegamos junto a casas sobre pilotes y pequeños muelles llenos de leña. En el mercado Puerto de Frutos probé dulce de leche directo de la cuchara (quizá me pasé), y vi a una pareja mayor discutir sobre qué canasta comprar — al final se llevaron las dos.
Es raro lo cerca que está todo esto de Buenos Aires y a la vez lo lejos que se siente — como si el tiempo fuera más lento. Cuando volvimos al hotel (con ese sueño post almuerzo), no dejaba de pensar en esos canales tranquilos y en cómo la gente vive alrededor de ellos. Creo que ya no volveré a ver los ríos igual.
El tour dura aproximadamente un día completo, incluyendo traslados entre los puntos.
Sí, el servicio incluye recogida y regreso al hotel.
Sí, hay una parada en la Catedral de San Isidro con tiempo para tomar un café cerca.
Incluye un almuerzo local frente al río como parte de la experiencia.
El paseo se realiza en una lancha tradicional típica del transporte local del delta.
Sí, hay asientos para bebés y el transporte es accesible para sillas de ruedas.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Buenos Aires, transporte privado con aire acondicionado y conductor profesional, entradas para un paseo en lancha tradicional por el Delta del Paraná, comentarios en vivo de tu guía local multilingüe, refrescos fríos durante el recorrido, además de tiempo para café en San Isidro y almuerzo frente al río antes de volver cómodamente a tu punto de partida — incluso traslado al aeropuerto si lo necesitas.
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