Escápate de Marrakech por un día: recorre pueblos bereberes en las Montañas del Atlas, comparte un té con los locales, disfruta de comida casera auténtica y luego monta en camello por el desierto rocoso de Agafay antes de volver al atardecer.
El día comenzó justo frente a mi riad en Marrakech: nuestro conductor ya esperaba, con el motor ronroneando suavemente en la fresca mañana. Al dejar atrás la ciudad, el aire cambió; se volvió más fresco, casi nítido, con ese leve aroma a tierra tras la llovizna de la noche anterior. Subimos serpenteando hacia las Montañas del Atlas, pasando por Asni. Si estás aquí un sábado, verás el zoco bereber en pleno auge: locales regateando especias y cestas tejidas, niños corriendo entre los puestos. Nuestro guía Youssef nos recibió con té de menta al llegar a Imlil, que sinceramente fue justo lo que necesitábamos después del viaje.
El valle de Imlil parece otro mundo: tranquilo, salvo por el lejano tintinear de campanas de cabras y algún gallo ocasional. Caminamos por los pueblos de Ait Mizan e Imoula. En Tamatert, me detuve a observar a un anciano cuidando su campo en terrazas; cebada y maíz crecían en hileras ordenadas bajo cerezos que comenzaban a florecer. El camino nos llevó junto a nogales y casas de piedra donde mujeres horneaban pan en hornos al aire libre. El almuerzo fue en casa de una familia bereber en Ait Souka: tajine burbujeando, cuscús apilado, ensalada fresca de su propio huerto. Es comida sencilla pero deliciosa; se nota lo auténtica que es.
Después de comer, nos dirigimos al desierto de Agafay. No es un mar de dunas como podrías imaginar, sino mesetas rocosas y espacios abiertos salpicados de pueblos de adobe. En primavera, incluso hay parches verdes entre las piedras. Conocimos a un cuidador de camellos llamado Hassan, quien nos ayudó a subir para un paseo corto; la verdad, ¡los camellos son más altos de lo que parecen! El viento se levantó mientras cabalgábamos por un cauce seco, justo lo suficiente para levantar polvo pero sin arruinar la vista hacia las montañas. Regresamos a Marrakech alrededor de las 6 de la tarde, cansados pero felices.
¡Sí! Los bebés pueden participar en cochecitos o sillas de paseo y disponemos de asientos especiales para ellos. Solo avísanos tus necesidades al reservar.
Debes sentirte cómodo caminando distancias cortas sobre terreno irregular. La mayoría de viajeros con condición física moderada lo disfrutarán sin problema.
Disfrutarás platos tradicionales marroquíes como tajine, cuscús real, ensalada y fruta fresca, todo preparado por una familia bereber local.
Sí, el vehículo y la mayoría de las áreas son accesibles para sillas de ruedas. Avísanos con antelación para asegurarnos de que todo transcurra sin inconvenientes.
Tu transporte cuenta con aire acondicionado (lo que se agradece al salir de Marrakech), se proporciona agua embotellada durante todo el día, y tu guía conoce cada atajo y cada historia del camino. El almuerzo está incluido: tajine, cuscús real, ensalada, fruta, y también hay un paseo en camello por el desierto de Agafay.
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