Recorrerás Sachsenhausen con un guía local de habla hispana que comparte historias reales tanto de la época nazi como soviética. Prepárate para largas caminatas por memoriales tranquilos y edificios del museo cerca de Berlín, momentos de silencio entre viejas piedras y conversaciones sinceras que te acompañarán mucho después de irte.
No esperaba que el silencio se sintiera tan intenso. Acabábamos de bajar del tren en Oranienburg, a unos 40 minutos de Berlín, y había una especie de peso en el aire — no frío, pero sí una sensación densa. Nuestra guía, Marta, nos esperaba justo afuera de la estación. Sonrió, pero sus ojos tenían una mirada seria. “No es un lugar fácil,” dijo en español (todos en el grupo hablábamos ese idioma), y se notaba que hablaba en serio. La caminata hasta Sachsenhausen no fue larga, unos 20 minutos por calles tranquilas, pero no podía evitar fijarme en cómo la gente evitaba mirar los carteles que señalaban el campo.
Dentro del Memorial y Museo Sachsenhausen todo parecía apagado — hasta la grava bajo nuestros pies sonaba más suave. Marta empezó a contarnos que este lugar fue construido para presos políticos en 1936. Señaló dónde estaban los barracones y describió rutinas diarias que parecían imposibles de soportar. En uno de los edificios viejos se sentía olor a piedra húmeda; alguien detrás de mí susurró algo sobre su abuelo — no alcancé a oír todo, pero se quedó grabado. En un momento, Marta nos mostró una foto descolorida y se detuvo un instante antes de traducir una inscripción; creo que necesitaba ese respiro.
Anduvimos mucho — aquí es imprescindible llevar zapatos cómodos (mis pies me lo recordaron a las cuatro horas). Alrededor del mediodía el viento se levantó y movió unos pedazos de metal sueltos en la cerca; me sobresalté aunque no pasaba nada. El almuerzo no está incluido, así que comimos unas manzanas que habíamos traído mientras nos sentábamos en silencio junto a una de las piedras conmemorativas. Intenté leer algunos nombres grabados, pero me rendí a mitad de camino — demasiadas historias que nunca conoceré. Al salir, Marta nos contó que después de la Segunda Guerra Mundial este lugar fue un campo soviético hasta 1950; la verdad, no me había dado cuenta de cómo la historia se superpone así.
Todavía pienso en la caminata de regreso a la estación — casi nadie habló hasta que estuvimos de nuevo cerca de Berlín. Si estás pensando en hacer una excursión de un día a Sachsenhausen desde Berlín, ten en cuenta que no es un plan ligero ni fácil, pero quizás por eso es tan importante.
Está a unos 40 minutos en tren desde el centro de Berlín hasta la estación de Oranienburg.
Sí, el transporte y la mayoría de las áreas son accesibles para sillas de ruedas.
El tour es guiado por un local que habla español.
El tour completo dura alrededor de 6 horas, incluyendo el tiempo de traslado.
No, no incluye comidas; se recomienda llevar tus propios snacks.
Sí, se recomienda llevar zapatos cómodos por las largas caminatas.
Visitarás los edificios que quedan del campo, piedras conmemorativas, exposiciones del museo y sitios históricos de las épocas nazi y soviética.
Tu día incluye una caminata guiada por el Memorial y Museo Sachsenhausen con un guía local de habla española; el transporte es accesible para sillas de ruedas y el transporte público está cerca — solo recuerda llevar tus propios snacks o almuerzo, ya que no se ofrece comida en esta excursión desde Berlín.
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