Tu excursión a Neuschwanstein desde Múnich comienza con un cómodo viaje en tren y una guía local que conoce todos los secretos de este icónico castillo bávaro. Prepárate para bosques envueltos en niebla, caminatas cuesta arriba (o carruaje si prefieres), entrada sin colas a las torres de cuento y tiempo para fotos junto al lago antes de volver. No es solo un castillo, es como entrar en un sueño ajeno por un rato.
Quedamos con nuestra guía justo frente al antiguo Mullersches Volksbad en Múnich — yo aún terminaba mi café y casi pierdo al grupo. El tren hasta Füssen duró unas dos horas, pero se pasó volando. Anna, nuestra guía, nos señalaba pequeños pueblos escondidos en las colinas y nos contó cómo el rey Luis II estaba obsesionado con este castillo. Al acercarnos a los Alpes, el aroma a pino entraba por la ventana y, la verdad, me dieron ganas de bajarme y perderme un rato por ahí.
La subida a Neuschwanstein no es cualquier paseo — unos 30 minutos cuesta arriba (por un momento pensé en tomar la calesa, pero al final preferí caminar). La niebla se colaba entre los árboles y se escuchaban cencerros de vacas desde abajo. Anna bromeó que a Luis le hubiera encantado Instagram. Cuando llegamos arriba, ver esas torres asomando entre las nubes fue casi irreal. Había visto fotos, pero estar ahí con los zapatos embarrados y el aliento formando nubes en el aire frío, se siente muy distinto.
Dentro del castillo, nuestra guía local nos contó anécdotas sobre las manías de Luis (al parecer dormía de día y vagaba de noche — todo un personaje). Las habitaciones son una locura — oro por todos lados y motivos de cisnes en cada detalle. Lo que más me gustó fue asomarme por una de esas ventanas estrechas y ver el castillo de Hohenschwangau al otro lado; sus paredes amarillas contrastando con el bosque oscuro. Luego paramos junto a un lago para hacer fotos — el perro de alguien se lanzó al agua y salpicó a todos cerca de la orilla. Para ser un lugar tan famoso, todo se sentía muy relajado.
Todavía recuerdo la vista desde el puente Marienbrücke: el viento frío en la cara, el castillo abajo y las montañas al fondo. El regreso a Múnich fue tranquilo; todos medio dormidos o revisando sus fotos. Si estás pensando en hacer esta excursión a Neuschwanstein desde Múnich, solo lleva buen calzado y tómate tu tiempo — hay algo en ese lugar que se queda contigo.
Unos 2 horas en tren o autobús privado desde Múnich hasta Neuschwanstein.
Sí, tienes acceso sin colas; la entrada se paga aparte el mismo día.
La caminata es cuesta arriba y dura unos 30 minutos; también puedes optar por un carruaje tirado por caballos en gran parte del camino.
Sí, todo el transporte entre Múnich y Neuschwanstein está incluido en la reserva.
Sí, bebés y niños pequeños pueden participar; se permiten cochecitos, pero los bebés deben ir en brazos de un adulto durante el transporte.
No hace falta comprarla antes; pagas la entrada al llegar, pero evitas las colas gracias al acceso reservado para el grupo.
Puedes subir en carruaje tirado por caballos (si el clima lo permite), aunque no llega hasta la cima.
Tu día incluye todo el transporte entre Múnich y Füssen (en tren o autobús privado según la temporada), la guía profesional local durante toda la excursión, y acceso sin colas en grupo al castillo de Neuschwanstein (entrada pagada al llegar). También tendrás tiempo para fotos junto al lago antes de regresar juntos al final del día.
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