Si quieres vivir la experiencia de dormir bajo las estrellas del Sahara y despertar con arena entre los dedos, este tour nocturno a Erg Chegaga es para ti. Montarás en camello, probarás el sandboarding en dunas reales, compartirás historias junto al fuego con locales y descubrirás un Marruecos que pocos conocen.
Lo primero que sentí al bajar del 4x4 cerca de M’hamid fue el aire seco y cálido, como abrir el horno pero más limpio. Nuestro guía, Youssef, sonrió mientras repartía pañuelos para protegernos del viento. Salimos a media tarde, saltando por caminos que solo los locales conocen, pasando por zonas de hammada y algún que otro grupo de acacias. A mitad de camino paramos en un pequeño oasis. Allí hay un pozo de piedra antiguo y, si prestas atención, puedes oír el agua fluir bajo las palmeras, un sonido que en medio de tanto silencio resulta sorprendentemente reconfortante.
Al caer la tarde, las dunas de Erg Chegaga empezaron a alzarse frente a nosotros: enormes olas doradas que parecen no tener fin. Dejamos el jeep y subimos a la duna más alta (tarda unos 30 minutos; lleva agua). La arena estaba fresca bajo los pies mientras el sol bajaba. Ver el atardecer desde allí es otra cosa: los colores cambian cada pocos minutos y todo queda en silencio salvo el viento y alguna risa que llega desde el campamento abajo. De vuelta en el bivouac, nos esperaba un té de menta. La cena fue sencilla pero contundente: tagine con pan fresco, y ya de noche, un par de chicos tocaban la darbuka junto al fuego mientras intentábamos reconocer constelaciones que solo había visto en libros.
En el desierto, el día empieza temprano. Me despertó una luz suave entrando en la tienda y el aroma lejano del café recién hecho. Tras el desayuno (pan plano, miel y café fuerte), cogimos las tablas de sandboarding y subimos una duna más pequeña. Bajar deslizándote por la arena es pura diversión, rápido si te animas o suave si prefieres ir despacio. El regreso a M’hamid fue por un antiguo camino de wadi; el viaje de vuelta es más tranquilo, con todos sumidos en sus pensamientos o mirando el horizonte que se va difuminando.
¡Sí! A los niños les encanta montar en camello y jugar en las dunas. Solo dinos las edades para preparar todo con comodidad.
Lleva ropa de capas, porque por la noche refresca aunque de día haga calor. Gafas de sol y protector solar son imprescindibles. Nosotros proporcionamos agua y ropa de cama.
El campamento es accesible para silla de ruedas y nuestro equipo ayuda con los traslados. Algunas actividades en las dunas pueden ser más complicadas, pero nos adaptamos cuando es posible.
Incluye cena y desayuno: normalmente tagine marroquí con pan y fruta para cenar; desayuno sencillo con café o té por la mañana.
Tu viaje incluye agua embotellada durante toda la estancia, cena y desayuno en el campamento (con opciones vegetarianas), transporte en 4x4 con aire acondicionado desde M’hamid hasta Erg Chegaga y vuelta, paseo en camello al atardecer, equipo de sandboarding y alojamiento en tienda bajo las estrellas. Nos encargamos de toda la logística para que solo disfrutes.
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