Navega por la Bahía de Halong con comodidad, duerme en una cabina de lujo, visita pueblos locales en barca, prueba la cocina vietnamita y despierta con vistas tranquilas antes de explorar cuevas escondidas —todo con comidas y traslados incluidos.
Lo primero que me impactó fue la brisa salada al subir al barco de madera en el puerto de Hon Gai. Había un leve aroma a algas en el aire, algo terroso, pero nada desagradable. Tras una breve charla de seguridad con nuestra guía (que bromeó sobre su “voz de capitana”), recorrimos la cubierta, asomándonos a cada rincón y tomando fotos de la madera pulida. Las cabinas parecían más habitaciones de un hotel boutique que lo que esperaba en un barco: luz suave, suelos de parquet e incluso una bañera escondida tras un cristal esmerilado.
El almuerzo fue un verdadero placer. Nos sentamos junto a la ventana mientras el barco deslizaba frente a las torres de piedra caliza de Cam Pha —esas rocas escarpadas parecen irreales de cerca. El marisco estaba fresquísimo; todavía recuerdo esos pequeños berberechos en caldo de hierba limón. Más tarde, nos subimos a pequeñas barcas de remos en el pueblo pesquero de Vung Vieng. Una mujer local nos remó, señalando la casa flotante de su primo y saludando a los niños que chapoteaban cerca. De vuelta a bordo, intentamos hacer rollitos de primavera en una demostración de cocina (los míos quedaron un poco torcidos, pero sabían bien). La cena fue animada, con muchas risas que resonaban en la bahía mientras las linternas parpadeaban sobre nosotros.
La madrugada aquí es algo especial. Me desperté con una suave neblina que se enroscaba sobre el agua y me uní a una sesión de Tai Chi en la cubierta superior —mi equilibrio no es el mejor, pero a nadie pareció importarle. Con una taza de té en mano, observé los barcos de pesca deslizarse mientras el sol asomaba detrás de los karsts. Tras un desayuno ligero (los pasteles estaban sorprendentemente buenos), exploramos la cueva Thien Canh Son. Dentro hace frío y silencio; se escuchan los ecos de tus pasos sobre la piedra milenaria. Empacar fue agridulce —me quedé un rato en la barandilla para echar un último vistazo antes de regresar a Hanoi.
¡Sí! Los niños pueden ir en cochecitos o carriolas a bordo, y hay mucho espacio para moverse con seguridad.
Incluye todas las comidas principales —espera mariscos frescos, platos vietnamitas tradicionales y algunas opciones occidentales.
La excursión es apta para la mayoría de niveles físicos; hay algo de caminata en la cueva y subir/bajar de las barcas, pero nada exigente.
El barco tiene escalones y superficies irregulares; puede ser complicado si tienes problemas serios de movilidad.
Tu cabina nocturna con baño privado, todas las comidas principales (almuerzo, cena, desayuno/brunch), traslados ida y vuelta desde Hanoi, visitas guiadas a atracciones de la Bahía de Bai Tu Long como el pueblo de Vung Vieng y la cueva Thien Canh Son, además de actividades como Tai Chi y una demostración de cocina están incluidos en tu viaje.
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