Bajas del vuelo en el Aeropuerto Internacional Carrasco y ya te espera alguien con tu nombre—sin filas ni confusión. Un conductor local te ayuda con las maletas y te lleva directo al Puerto de Cruceros de Montevideo en un auto privado (con aire acondicionado y asientos para niños si los necesitas). Es simple, tranquilo y te da espacio para respirar antes de embarcar—a veces eso es justo lo que quieres después de aterrizar.
Hay un silencio especial cuando sales del Aeropuerto Carrasco, ese que te hace detenerte un momento solo para escuchar. Vi mi nombre en un cartelito (con mi apellido un poco apretado, pero bueno), y el conductor me hizo señas con una sonrisa tranquila. Hablaba inglés mejor de lo que esperaba, preguntando por mi vuelo mientras me ayudaba a acomodar la maleta en el auto. El aire tenía un leve olor a sal, como si el mar ya estuviera llamando desde algún lugar cercano.
El trayecto hasta el Puerto de Cruceros de Montevideo no es largo, ¿unos 40 minutos? Pero se sintió más corto. Pasamos por avenidas bordeadas de palmeras, familias paseando con sus perros, niños corriendo aunque apenas eran las 9 de la mañana. El conductor me señaló una panadería donde compra medialunas todas las mañanas (“las mejores de Ciudad Vieja,” me aseguró). Quise preguntarle más sobre la ciudad, pero me distrajo la luz que caía sobre el Río de la Plata—plata y plano, casi irreal. El traslado privado desde Carrasco al puerto debería ser solo logística, pero para mí fue como un aterrizaje suave después de un vuelo nocturno.
No esperaba que fuera tan tranquilo—sin estrés de filas de taxi ni regateos, solo subir a un auto limpio con el aire acondicionado funcionando en silencio. Incluso había un asiento para niños listo atrás (lo había pedido para mi sobrina). El conductor revisó la hora de llegada en su teléfono antes de partir; al parecer, siguen tu vuelo para que no tengas que esperar si hay retrasos. Ese detalle me quedó grabado. Todavía recuerdo esa primera imagen de las grúas del puerto contra el cielo—no es exactamente bonita, pero sí emocionante de alguna forma.
Unos 40 minutos en traslado privado, dependiendo del tráfico.
Sí, los conductores hablan inglés y ayudan con el equipaje.
Tu conductor te recibe en arribos con un cartel con tu nombre.
Sí, se pueden solicitar asientos para niños de cualquier edad.
Este servicio es privado, solo para tu grupo.
Los vehículos tienen espacio y sujeciones para equipo deportivo si lo necesitas.
Tu conductor sigue la hora de llegada de tu vuelo y ajusta la recogida si hay demora.
Se permiten animales de servicio durante el traslado.
Tu traslado incluye transporte privado desde el Aeropuerto Internacional Carrasco directo al Puerto de Cruceros de Montevideo en un vehículo con aire acondicionado y conductor que habla inglés, quien te espera en arribos con un cartel con tu nombre; te ayudan con el equipaje, hay asientos para niños si los pides con anticipación, y además monitorean tu vuelo para que nunca quedes esperando en la calle.
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