Disfruta un paseo en bote de remo por los canales del Mercado Flotante de Damnoen Saduak con un guía local que conoce a todos por nombre. Prueba azúcar de coco fresca en una parada al borde del camino, saborea snacks desde los botes y pasea entre los puestos llenos de color después del recorrido. Ríe, sorpréndete y guarda momentos que te acompañarán mucho después de salir de Tailandia.
Ya estábamos esquivando el tráfico temprano de Bangkok cuando nuestro conductor sonrió y nos ofreció agua fría — no me di cuenta de cuánto la iba a necesitar hasta que salimos de la ciudad. El bullicio quedó atrás y apareció un paisaje de arrozales; de repente, paramos en un pequeño puesto al borde del camino donde hacían azúcar de coco. El aroma era dulce y ahumado; probé una cucharada directamente de la olla (más caliente de lo que esperaba) mientras nuestra guía, Nok, nos contaba que su abuela lo hacía igual. Se rió cuando tosí — al parecer, hay que dejarlo enfriar primero.
En el Mercado Flotante de Damnoen Saduak, todo se sentía más vivo y ruidoso que cualquier mercado que haya visto. La palabra clave aquí es caos — botes chocando suavemente, vendedores gritando en tailandés, destellos de pitaya y chiles apilados. Subimos a un bote estrecho de remo (casi pierdo mi sombrero), y Nok nos señaló qué frutas estaban en temporada. Hubo un momento en que una mujer se acercó remando con plátanos a la parrilla; el olor se mezclaba con el agua del canal y el aceite de motor en el aire. Compré algunos sin saber bien qué eran — pegajosos, dulces, desaparecieron en dos bocados.
El paseo en bote duró unos treinta minutos pero, honestamente, el tiempo parecía no existir allí. A veces navegábamos en silencio junto a viejas casas de madera sobre pilotes; otras, pasaba otro bote de turistas y todos saludaban con timidez. Nok hablaba con casi todos los vendedores — parecía conocerlos de toda la vida — y nos ayudaba a regatear por souvenirs (todavía no sé si pagué de más por ese elefante tallado). Después tuvimos un par de horas para caminar; me perdí un par de veces pero siempre terminaba en el mismo puesto de fideos donde un anciano me saludaba como si ya hubiera visto de todo.
No esperaba sentir tanto solo observando la rutina diaria — niños chapoteando en el canal, vendedores bromeando entre botes. De regreso a la jungla de concreto de Bangkok, no podía dejar de pensar en ese instante en el agua cuando todo se quedó en silencio salvo el sonido de los remos entrando y saliendo del canal. Se queda contigo más de lo que imaginas.
Está a unos 100 km del centro de Bangkok; el tiempo de viaje depende del tráfico pero suele ser entre 1 y 1.5 horas por trayecto.
Sí, incluye recogida en la mayoría de hoteles céntricos de Bangkok; el regreso es en MBK Center.
El paseo en bote dura aproximadamente 30 minutos recorriendo los canales del mercado.
Sí, los niños pueden unirse siempre que estén acompañados por un adulto; hay tarifas especiales según edad y altura.
Si tienes problemas de movilidad, puede ser difícil subir o bajar del bote de remo; avisa a tu guía al inicio.
Verás botes coloridos vendiendo frutas, verduras, souvenirs y comida callejera, y vivirás la cultura local vibrante a orillas de los canales.
Los botes de remo no tienen chalecos salvavidas para niños muy pequeños; los adultos son responsables de sus hijos en todo momento.
Tu día incluye recogida en hotel céntrico de Bangkok (con regreso en MBK), vehículo con aire acondicionado para el viaje, un guía local amable que te ayudará con el idioma y sabores del camino, y un paseo de 30 minutos en bote de remo por los animados canales del Mercado Flotante de Damnoen Saduak, seguido de tiempo libre para explorar o probar snacks a tu ritmo.
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