Pedalea por los barrios escondidos de Bangkok con un guía local, visita templos tranquilos y conoce artesanos en el camino. Prueba comida tailandesa auténtica en el Mercado Flotante de Taling Chan y disfruta de un almuerzo junto al agua. Risas, sorpresas y momentos que se quedan contigo mucho después de irte.
Lo primero que me llamó la atención fue el olor: pollo a la parrilla en un puesto de esquina mezclado con el aroma del cemento mojado tras una lluvia rápida. Nuestra guía, Noi, me entregó un casco y sonrió como si estuviéramos a punto de hacer algo divertido. Empezamos a rodar por esos callejones estrechos detrás de Siam Paragon; sinceramente, nunca los habría encontrado solo, y en minutos el caos de la ciudad se transformó en canto de pájaros y el suave ruido de nuestras bicicletas. Niños con uniforme nos saludaban desde el patio de una escuela. Un anciano asintió mientras barría su puerta; su gato ni se inmutó.
Noi se detenía para señalar detalles que habría pasado por alto: un altar escondido entre dos casas, una mujer haciendo a mano cuencos de bronce (nos dejó probar a martillar uno —el mío sonaba como una cacerola). Pasamos frente a templos que no aparecen en ninguna guía. En un lugar, monjes con túnicas naranjas alimentaban tortugas en un estanque junto a las ruinas de un templo que, según dicen, es más antiguo que mi país. El aire allí tenía un aroma verde, si eso tiene sentido —como hojas tras la lluvia mezcladas con humo de incienso cercano.
Ya sudaba cuando llegamos al Mercado Flotante de Taling Chan, pero no me importó. El lugar estaba lleno de familias y vendedores que anunciaban sus productos: pescado a la parrilla, mango con arroz pegajoso (compré un poco solo porque se veía irresistible). Noi se rió cuando intenté decir “khao niew mamuang” en tailandés —seguro lo dije fatal. El almuerzo fue sencillo pero perfecto: sopa picante y arroz en una mesa de plástico junto al agua. Cruzar el canal por esos puentes tambaleantes fue como descubrir un secreto local. Aún recuerdo ese tramo tranquilo a la orilla del río donde todo pareció detenerse por un momento.
El tour dura unas 4 horas y recorre alrededor de 15 kilómetros.
Sí, incluye un almuerzo tradicional tailandés y refrescos ligeros.
No, la ruta es tranquila y apta para todos los niveles de condición física.
Los niños son bienvenidos si van acompañados por un adulto; se recomienda que tengan 10 años o más para andar en bici.
Visitarás barrios locales, templos fuera de las rutas turísticas y el Mercado Flotante de Taling Chan.
No se menciona recogida en hotel; los detalles del punto de encuentro se facilitan tras la reserva.
Sí, se pueden preparar comidas vegetarianas si se solicitan al hacer la reserva.
El guía habla inglés; hay guías en escandinavo o francés disponibles con un suplemento al llegar.
Tu día incluye el uso de bicicleta y casco, agua embotellada durante el recorrido, todos los impuestos y tasas incluidos, guía local profesional (con opciones en otros idiomas), además del almuerzo en el Mercado Flotante de Taling Chan y refrescos ligeros antes de regresar al punto de partida.
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