Subirás Sigiriya al amanecer, probarás comida callejera con tu conductor-guía, viajarás en el famoso tren de Sri Lanka entre plantaciones de té, verás elefantes en Udawalawe y acabarás relajándote en las playas de Mirissa. Cada día trae momentos pequeños —chistes compartidos o vistas tranquilas— que quedan contigo mucho después de irte.
Lo primero que me marcó fue nuestro conductor, Ajith, saludando desde un tuk-tuk en Negombo. Me entregó una tarjeta SIM antes de que terminara mi primer “hola” nervioso, diciendo que era “para que no me perdiera”. Su inglés mejoró más rápido que el mío bajo el sol. Paramos a tomar té camino a Sigiriya y me enseñó a comer roti con sambol de coco (intenté no mancharme). El aire olía a tierra mojada y cebolla frita. Aún recuerdo ese amanecer desde la roca Pidurangala: el cielo se pintó de rosa tan rápido que parecía irreal.
Subir la Fortaleza de Sigiriya fue más duro de lo que esperaba (mis piernas temblaban a mitad de camino), pero Ajith no paraba de bromear sobre que los reyes antiguos necesitaban buenas pantorrillas. La vista desde arriba —la niebla deslizándose sobre campos verdes, monos corriendo entre ruinas— valió cada paso. Más tarde, en Polonnaruwa, paseamos por templos antiguos mientras una mujer local nos enseñaba a doblar flores de loto para una ofrenda. Se rió de mis manos torpes y me puso una en la palma de todos modos.
Kandy era ruidosa y luminosa —campanas sonando en el Templo del Diente de Buda, incienso denso en el aire. En Nuwara Eliya todo se calmó; la niebla cubría los jardines de té y juraría que el frío me hizo cosquillas en la nariz. El tren de Kandy a Ella iba lleno, pero todos compartían snacks y anécdotas (un niño a mi lado me ofreció mango seco). Para cuando llegamos a Udawalawe a ver elefantes, ya casi no miraba el móvil. Y luego Mirissa —pies descalzos en la arena, sal en la piel, pescado fresco a la parrilla en la playa. Al final todo se mezcló: risas con Ajith en paradas de comida picante, la lluvia golpeando las ventanas del hostal en Bentota… ¿sabes? No quería que terminara.
Sí, la recogida en el hotel está incluida al inicio del tour.
El itinerario cubre varios días en los destinos más importantes de Sri Lanka.
Las comidas y alojamiento del conductor están incluidos; otros gastos como entradas o tus propias comidas son extras, salvo que se indique lo contrario localmente.
Sí, los bebés pueden ir en cochecitos o sillas de paseo; también hay asientos especiales para ellos.
Sí, puedes sugerir cambios o añadir fechas —el plan es flexible si tienes lugares específicos en mente.
El transporte es accesible para sillas de ruedas; consulta con antelación la accesibilidad en sitios específicos.
Sí, al inicio del viaje te entregan una SIM local.
Visitarás Udawalawe, donde los safaris para ver elefantes son parte de la experiencia.
Tu viaje incluye recogida en hotel en Negombo o Colombo, una tarjeta SIM local para estar siempre conectado en Sri Lanka, un conductor que habla inglés y se encarga de peajes, parkings, comidas y alojamiento —para que tú solo te preocupes de subir la Fortaleza de Sigiriya al amanecer o contar anécdotas tras avistar ballenas en Mirissa antes de volver a casa con recuerdos inolvidables.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?