Navega por el río Bentota, conoce tortugas rescatadas en Kosgoda, reflexiona en el Museo del Tsunami y pasea por las animadas calles del Fuerte de Galle, todo en un día tranquilo con guías locales que conocen cada rincón y atajo.
Empezamos la mañana con un paseo en barco por el río Bentota. El aire estaba cálido y denso, y se escuchaban martines pescadores volando entre los manglares. Nuestro guía, Sunil, nos señaló pequeños varanos tomando el sol sobre troncos medio sumergidos, fáciles de pasar por alto si no prestas atención. Un leve aroma a barro del río y jazmín de algún jardín cercano flotaba sobre el agua. Si te gusta la observación de aves, ten la cámara lista; casi me pierdo un abejaruco azul brillante posado justo encima de nosotros.
Luego paramos en el Proyecto de Conservación de Tortugas Marinas de Kosgoda. Los voluntarios nos mostraron cómo cuidan a las tortugas rescatadas, algunas sin aletas y otras recién nacidas, apenas del tamaño de mi palma. Incluso puedes sostener una tortuguita por un momento antes de que la liberen al mar. Hay algo muy especial en ver de cerca a estas criaturas, sobre todo al escuchar las historias de cuántos huevos no llegan a salir de la playa.
Después visitamos el Museo Comunitario del Tsunami. Es pequeño pero impactante. Las fotos y notas escritas a mano por los sobrevivientes son muy emotivas; no hay forma de endulzar lo que pasó aquí en 2004. Nuestro guía compartió sus propios recuerdos de ese día, lo que hizo que todo se sintiera más real y cercano.
Terminamos en el Fuerte de Galle, recorriendo sus callejuelas estrechas llenas de antiguas casas holandesas y pequeños cafés. Me tomé un té helado en Pedlar’s Inn (prueba el de jengibre si hace calor). Las murallas del fuerte son perfectas para sentir la brisa marina y ver a los niños locales jugar cricket mientras el sol se va poniendo. Querrás quedarte un rato, siempre hay algo pasando: vendedores ambulantes con mango en rodajas o parejas tomando fotos de boda junto al faro.
¡Sí, las familias son bienvenidas! El tour es accesible con cochecitos y a los niños les encanta la visita a las tortugas y el safari por el río.
La experiencia completa suele durar entre 8 y 9 horas, incluyendo los traslados entre paradas.
El vehículo tiene aire acondicionado y es cómodo, y la mayoría de las paradas son accesibles, aunque algunas zonas del Fuerte de Galle tienen caminos irregulares.
Lleva protector solar, gorra, zapatos cómodos y algo de efectivo para snacks o souvenirs en el Fuerte de Galle.
Tu transporte es privado y con aire acondicionado para que estés fresco entre paradas. Todas las entradas están incluidas y nuestros guías son locales que conocen cada rincón oculto. Solo trae tu curiosidad, ¡nosotros nos encargamos del resto!
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