Conduce tu propio buggy por los caminos rurales de Punta Cana, nada en el fresco río Anamuya, descubre cómo se hace el aceite de coco en Casa del Coco, vuela sobre las copas de los árboles en doce tirolinas y disfruta un almuerzo dominicano con nuevos amigos. Prepárate para zapatos embarrados, risas auténticas y sorpresas que recordarás por mucho tiempo.
Nos encontramos con nuestro guía, Luis, justo afuera del hotel — ya nos saludaba con una sonrisa y nos hacía señas como si fuéramos viejos amigos. Mi español no es perfecto, pero a él no le importó; simplemente me entregó las llaves de un 4x4 lleno de barro y dijo: “¡Tú manejas primero!” Me reí (con nervios) y traté de no apagar el motor mientras nos adentrábamos en el campo dominicano. El aire olía a tierra mojada y a algo dulce que al principio no supe identificar — luego Luis me contó que era guayaba silvestre. Gallinas cruzaban corriendo la carretera y niños saludaban desde las puertas. Esos pequeños momentos todavía los recuerdo.
La primera parada importante fue el río Anamuya — la verdad no pensaba nadar, pero todos se lanzaron, así que me animé. El agua estaba tan fría que me hizo jadear, pero eso lo hizo aún mejor. Después de secarnos (más o menos), fuimos a Casa del Coco donde una mujer llamada Yani nos mostró cómo se hace el aceite de coco. Abrió un coco con tres golpes rápidos — mucho más difícil de lo que parece — y nos dejó probar la pulpa fresca. Li se rió cuando intenté decir “gracias” en su dialecto; seguro lo dije fatal.
Luego llegaron las tirolinas. Doce líneas, dieciocho plataformas — perdí la cuenta porque mi corazón latía a mil en la línea seis (ahí sí que agarras velocidad). Los guías revisaban los arneses y bromeaban, así que hasta mi amiga que le teme a las alturas se animó. Hay una línea donde vuelas lado a lado con alguien más por lo que parece una eternidad, el viento silbando en tus oídos y solo verde debajo. No es silencio allá arriba — se escuchan los pájaros y a veces tus propios gritos rebotando.
El almuerzo fue sencillo: arroz, habichuelas, pollo guisado con pimientos — pero después de tanta adrenalina supo a gloria. Nos sentamos a compartir historias con otra familia de Santiago que ya había hecho esta excursión desde Punta Cana. De regreso me di cuenta que mis zapatos estaban llenos de barro y mi pelo olía un poco a humo de alguna fogata cercana al rancho. Nada glamuroso, pero ¿sabes qué? Eso es lo que hace que días así se queden en la memoria.
El recorrido en tirolinas dura entre 1 y 1.5 horas; el tiempo total varía según el tamaño del grupo y las paradas.
Sí, durante la excursión se ofrece un almuerzo típico dominicano.
No se recomienda para personas con lesiones en la columna, problemas cardíacos o mujeres embarazadas; se requiere buena condición física moderada.
Sí, los conductores deben tener al menos 18 años, licencia válida y un año de experiencia manejando.
Es recomendable llevar traje de baño y toalla si quieres nadar durante la excursión desde Punta Cana.
Cada buggy puede transportar hasta cuatro pasajeros.
El agua embotellada está incluida durante toda la aventura.
Tu día incluye transporte en vehículo con aire acondicionado desde hoteles en Punta Cana, uso de todo el equipo para las doce tirolinas en dieciocho plataformas, agua embotellada durante la aventura, visita práctica a Casa del Coco para ver la producción de aceite de coco (y probar coco fresco), además de un almuerzo tradicional dominicano antes de regresar con muchas historias y, probablemente, algo de barro también.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?