Flota en aguas cristalinas buscando estrellas de mar antes de pisar la suave arena de Isla Saona en grupo pequeño. Disfruta un almuerzo buffet dominicano bajo palmeras, saborea ponche de ron en la barra libre y deja que las olas y las risas se lleven tus preocupaciones.
Confieso que no esperaba reír tanto durante el viaje en barco hacia Isla Saona. El sol ya pegaba fuerte sobre Punta Cana cuando subimos al minibús (la recogida fue justo en nuestro hotel, lo que se sintió como un lujo). Nuestro guía, Luis, iba cambiando entre español e inglés — a veces en la misma frase — y de alguna forma logró que todos pareciera que nos conocíamos de mucho más que una hora. El paseo en lancha rápida fue ruidoso y ventoso, con la sal quemándome los labios. Paramos en una “piscina natural” poco profunda donde el agua es tan clara que puedes ver tus dedos — y si tienes suerte, estrellas de mar descansando en la arena. Intenté levantar una, pero me eché para atrás en el último momento; Luis dijo que mejor no tocarlas.
Al pisar Isla Saona sentí que entraba en una postal, pero con calor de verdad y el aroma a pollo a la parrilla flotando desde algún lugar detrás de las palmeras. Éramos unas veinte personas en total — lo justo para poder escuchar las olas sin que nadie gritara encima. Algunos fueron directo a la barra libre (al parecer aquí es normal tomar ponche de ron antes del mediodía), pero yo solo quería caminar un rato por la playa. La arena es casi blanca, cruje bajo los pies. Terminé sentándome bajo una palmera junto a una pareja mayor de Montreal que compartió su protector solar y me contó de su última visita hace años, cuando había menos barcos. Qué curioso cómo cambian los lugares pero siguen sintiéndose familiares.
El almuerzo fue sencillo: pollo, cerdo, arroz, frijoles, ensalada — nada sofisticado pero perfecto después de nadar. Intenté decir “gracias” con la boca llena y casi me atraganto; uno de los cocineros se rió y me dio una rodaja de piña. Después me recosté en una silla de playa escuchando a la gente jugar voleibol cerca (los dominicanos son mucho mejores que yo). Hay algo en esa mezcla de piel quemada por el sol y aire salado que te invita a no hacer nada más que ver pasar las nubes. De regreso, todos estábamos más callados — ¿cansados o simplemente felices? A veces todavía pienso en ese agua azul cuando estoy atrapado en el tráfico en casa.
El trayecto en barco desde Punta Cana a Isla Saona suele durar entre 1 y 1.5 horas, incluyendo paradas.
Sí, incluye un almuerzo buffet con platos típicos dominicanos.
Sí, hay barra libre con bebidas alcohólicas incluidas.
Sí, incluye transporte ida y vuelta con recogida y regreso al hotel.
Los bebés pueden participar pero deben ir en el regazo de un adulto; se requiere cierta condición física.
No se menciona que el equipo de snorkel esté incluido en este tour.
El buffet incluye pollo, cerdo, arroz, frijoles, ensalada y fruta.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
Tu día incluye transporte ida y vuelta con recogida en hotel en Punta Cana, un paseo en lancha rápida con parada en piscina natural para ver estrellas de mar, tiempo para relajarte en las playas de Isla Saona con acceso a barra libre de bebidas alcohólicas durante todo el día, además de un almuerzo buffet tradicional dominicano antes de regresar por la tarde.
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