Camina por un bosque frondoso para llegar a siete cascadas salvajes en Damajagua, cerca de Puerto Plata—saltando, nadando y deslizándote con un guía local. El equipo está incluido para que solo te preocupes por disfrutar (y animarte un poco). Termina el día con fruta fresca y un sorbo de mamajuana dominicana—te sorprenderás.
Para ser sincero, estaba nervioso antes de llegar a las Cascadas de Damajagua. Eso de “saltar de cascadas” sonaba mucho más emocionante en mi cabeza que con el casco en la mano, parado ahí. Nuestro guía, Carlos, soltó un chiste diciendo que había perdido la cuenta de sus saltos hace años (y le creí—el tipo se movía como dueño de las rocas). El aire olía a verde, como hojas mojadas y agua de río, y se escuchaba un murmullo de gente preparándose. Detrás de mí alguien practicaba español, y me hizo sonreír porque justo acababa de arruinar la palabra “charcos” tratando de preguntar por las cascadas.
La subida no es broma si no estás acostumbrado a la humedad. Paramos un par de veces—Carlos nos señaló unas flores rojas que nunca había visto y nos contó que se llaman “flor de fuego.” La camiseta se me pegaba a la espalda, pero la verdad, fue un alivio sudar después de tanto tiempo en la ciudad de Puerto Plata. Cuando por fin llegamos a la primera poza, todo ese nervio se disipó. El agua estaba tan fría que te hacía jadear (yo lo hice), pero luego solo te pones a reír porque todos hacen lo mismo. Saltar desde las rocas daba menos miedo al ver primero a los niños hacerlo—una niña gritó “¡vamos!” antes de lanzarse y su papá solo movió la cabeza como sin creer que lo hiciera.
Deslizarse por esos toboganes naturales es algo que todavía recuerdo—aquella mezcla extraña de emoción y entrega total. Justo antes de soltarte, todo se vuelve silencio salvo el sonido del agua en tus oídos. En un momento Carlos nos salpicó a propósito (“¡Ducha dominicana!” dijo) y aunque tragué medio río sin querer, no podía parar de sonreír. El sol se colaba entre los árboles de vez en cuando, haciendo que el rocío brillara como oro por un instante.
Después nos sentamos empapados, compartiendo rodajas de piña y pequeños vasos de mamajuana (dulce pero fuerte—nadie me advirtió). Alguien puso música en el teléfono mientras Carlos nos contaba de su infancia cerca de aquí; dijo que viene casi todas las semanas y nunca se cansa. Quizá por eso tanta gente regresa—no lo sé. Solo sé que me fui más ligero que cuando llegué.
Este tour incluye acceso a 7 de las 27 cascadas de Damajagua.
La excursión incluye recogida en vehículo con aire acondicionado como parte del día.
No, se proporcionan cascos y chalecos para todos durante las actividades en las cascadas.
No incluye almuerzo completo, pero al final ofrecen fruta fresca y bebidas como mamajuana o refrescos.
Se recomienda tener condición física moderada; hay que caminar cuesta arriba en ambiente húmedo.
La actividad implica saltos y deslizamientos; consulta con el operador sobre restricciones o recomendaciones de edad.
Al final puedes probar mamajuana tradicional dominicana, ron, refrescos o agua.
Sí, se permiten animales de servicio según la información adicional del operador.
Tu día incluye recogida en vehículo con aire acondicionado desde Puerto Plata, entrada a las 7 cascadas de Damajagua, además de cascos y chalecos para seguridad mientras nadas y te deslizas. Agua embotellada para mantenerte hidratado; al terminar disfrutarás de fruta fresca y bebidas como mamajuana o ron antes de regresar relajado—y quizás un poco orgulloso de ti mismo.
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