En un solo día recorrerás los lugares imprescindibles y rincones ocultos de Praga, sobre dos ruedas y con un guía local que conoce cada atajo. Prepárate para vistas increíbles, historias auténticas y un buen almuerzo checo en el camino.
Lo primero que noté en la tienda de bicicletas—además del personal tan amable—fue ese ligero olor a aceite de cadena y café que venía del café de al lado. Casco puesto, salimos a rodar por la ciudad, esquivando tranvías y serpenteando por el Parque Letná. ¿La vista desde ahí arriba? Te encuentras con los tejados rojos extendiéndose hasta el castillo, y el río Moldava brillando abajo. Nuestro guía, Petr, nos contó cómo los locales se juntan aquí para hacer picnic cuando sale el sol—incluso en primavera temprana verás mantas y botellas de Kofola.
Bajamos tranquilamente hasta el Metrónomo, donde si te paras un momento puedes oír las ruedas de los patinetes sobre el cemento. Desde ahí, un paseo suave por los Jardines Reales—la verdad, no esperaba ver pavos reales paseándose, pero ahí estaban. En la puerta principal del Castillo de Praga, Petr nos relató historias sobre las defenestraciones (sí, aquí realmente tiraban gente por las ventanas). El Ministerio de Asuntos Exteriores está justo al lado, con su fachada siempre llena de coches oficiales entrando y saliendo.
Después de una breve parada en el Monasterio de Strahov (en verano el jardín cervecero huele a lúpulo fresco), pasamos rápido por el Teatro Nacional y nos adentramos en el corazón de la ciudad. El Teatro de los Estados brilla dorado con la luz del atardecer—Mozart estrenó Don Giovanni aquí, y nuestro guía estaba realmente orgulloso de eso. Paramos en la Catedral de San Cirilo y San Metodio; adentro reina el silencio salvo por el eco de tus pasos en las paredes de piedra. La Casa Danzante destaca en la orilla del río, con sus curvas y cristales—es imposible no reconocer la firma de Frank Gehry.
El Muro de John Lennon siempre cambia; hoy estaba cubierto de girasoles y letras de los Beatles. Cruzar el Puente de Carlos fue como viajar en el tiempo—las estatuas están pulidas por siglos de manos. Terminamos cerca del Reloj Astronómico justo cuando daba las horas; la multitud se reunió pero nuestro grupo tuvo espacio para disfrutar gracias al buen timing de Petr. Para entonces, mis piernas estaban cansadas pero felices—y la verdad, había visto más de Praga en un día que caminando.
Si te sientes cómodo pedaleando en tráfico urbano y parques, estarás bien. No hay entrenamiento previo, pero el guía adapta el ritmo para todos.
No te preocupes—proporcionamos ponchos para la lluvia si hace falta. El tour se realiza con casi cualquier clima, salvo condiciones inseguras.
¡Sí! Los niños pueden ir en asientos especiales o carritos. Eso sí, siempre acompañados por un adulto.
El tour incluye una pausa para almorzar de 1.5 horas en un lugar local. La comida no está incluida para que puedas elegir lo que prefieras.
Dispondrás de una bici normal o eléctrica según tu preferencia y disponibilidad. Solo avísanos al reservar.
Tu paseo guiado en bici cubre todos los puntos clave más parques con vistas panorámicas. Incluimos casco, cestas, gomas elásticas, seguro, ponchos para lluvia si hace falta, mapa gratis de la ciudad y un lugar seguro para guardar tus cosas. Un guía en inglés acompaña a tu grupo pequeño (máx. 10 personas) en todo momento.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?