Sentirás el viento y la sal mientras aceleras desde Calheta hacia mar abierto en un rápido RIB con guía local buscando ballenas y delfines. Observa cetáceos salvajes pasar mientras la tripulación comparte historias por radio desde el vigía en tierra. Risas, momentos muy cercanos con la naturaleza y recuerdos que duran mucho después de secarte.
Lo primero que sentí fue el viento salado — no suave, sino lo suficientemente fuerte para despertarte apenas salimos del pequeño puerto de Calheta. Nuestra guía, Joana, nos sonrió por encima del hombro y comentó algo sobre el “vigía” en la colina con sus binoculares. Me gustó saber que había alguien allá arriba buscando en el azul por nosotros, no solo la suerte o el GPS. El bote RIB saltaba más de lo que esperaba — mis manos se aferraron al pasamanos hasta que me acostumbré, los nudillos se me pusieron blancos un momento. Al lado había un niño que se reía cada vez que golpeábamos una ola; su papá solo parecía aliviado de haber traído la chaqueta.
Había leído sobre el avistamiento de ballenas y delfines en Madeira, pero verlos en persona es otra historia. La radio de Joana chisporroteó y de repente señaló — todos giramos la cabeza al mismo tiempo. Allí, a unos cincuenta metros (difícil medir en el mar), una sombra oscura se deslizó por la superficie. Luego otra, más clara — esta vez delfines. Sus lomos brillaron al sol un instante antes de desaparecer. Alguien detrás mío susurró “wow” como si fuera un secreto. El olor a salitre me quedó pegado en la cara y los labios; intenté sacar una foto pero solo capté salpicaduras borrosas.
Navegamos a la deriva un rato después, mientras Joana nos contaba que estos animales siempre están en movimiento — a veces ves calderones, otras delfines mulares si tienes suerte. Nos explicó que el vigía cambia de lugar según por dónde estén migrando esa semana. Me gustó que no todo estuviera planeado o garantizado; se sentía auténtico. En un momento preguntó si alguien quería intentar decir “cetáceo” en portugués — Li, del grupo, lo intentó y lo pronunció fatal, lo que hizo reír a todos (incluida Joana). El sol empezó a calentarme el cuello, pero nadie quería regresar aún.
De regreso, me sorprendí pensando en lo pequeños que parecíamos frente a esos animales y todo ese mar alrededor. No sé por qué me quedó tan grabado — tal vez porque no puedes fingir esa sensación cuando vas saltando en un bote con extraños que de repente ya no lo son tanto.
No, este tour no se recomienda para mujeres embarazadas por razones de seguridad.
No se permiten mascotas en esta actividad.
Un vigía en tierra usa binoculares para localizar cetáceos y avisa a la tripulación por radio.
Se utiliza un RIB rápido (bote inflable rígido) para aumentar las posibilidades de avistamiento.
Sí, tu guía local ofrece comentarios en vivo durante todo el recorrido.
Sí, se recomienda tener al menos una condición física moderada según los organizadores.
Tu día incluye comentarios en vivo de tu guía local y conductor mientras navegas cerca de Calheta; orientación experta de la tripulación y un vigía en tierra que ayuda a localizar ballenas y delfines; además, toda la logística está cubierta para que solo te concentres en disfrutar cada instante—sin preocupaciones extras.
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