Prepárate cerca de Lagos para un día de coasteering entre acantilados salvajes: saltar al agua clara del Atlántico, nadar por cuevas iluminadas de verde, trepar rocas con un guía local que conoce cada charco de marea. Risas, nervios, sal en los labios y momentos que recordarás mucho después de estar seco.
¿Conoces esa sensación de estar al borde de algo nuevo? Así empezó todo: traje de neopreno medio cerrado, casco un poco ladeado, y el aire salado tan denso que se podía saborear. Nuestro guía João repartía el equipo con una sonrisa tranquila, como si ya hubiera visto mil caras nerviosas antes. Estábamos justo fuera de Lagos, entre Praia da Ingrina y esos acantilados desgastados que parecen mordidos por el tiempo. El océano abajo era un turquesa brillante con espuma blanca — la verdad, casi me echo atrás en ese momento.
El primer salto fue pequeño (¿unos dos metros?), pero aún así dudé. João no presionaba a nadie, solo nos pidió que miráramos los peces que se movían en las aguas poco profundas. Cuando finalmente salté, el agua fría me golpeó la piel y por un segundo todo quedó en silencio salvo el latido de mi corazón. Después fue más fácil. Trepamos por rocas resbaladizas cubiertas de algas (me resbalé una vez, pero me reí), nos metimos en cuevas donde la luz se volvía verde esmeralda y un silencio extraño y pacífico. En una gruta nuestras voces rebotaban y alguien intentó cantar fado, lo que nos hizo reír a todos.
A medida que avanzábamos por la costa, los saltos se hicieron más altos — hasta diez metros si querías. No todos se animaron; nadie juzgó. João señalaba los percebes pegados a las rocas y contaba historias de pescadores locales que aún los recolectan a mano (intenté decir “percebes” en portugués y fue un desastre). La vuelta por los acantilados se sintió distinta después de tanta adrenalina — el viento más fuerte en la cara, los colores más vivos. Aún ahora, al escribir esto, recuerdo lo crudo y vivo que se sentía todo allá afuera. No es perfecto ni bonito cada segundo, pero quizás por eso se queda en la memoria.
Los saltos varían entre 1 y 10 metros de altura.
Sí, los principiantes pueden participar: los primeros saltos son bajos y siempre hay opciones si no quieres saltar más alto.
Incluye traje de neopreno, chaleco salvavidas, casco y zapatos de neopreno.
Sí, se incluyen fotos y vídeos digitales para que puedas revivir la experiencia después.
En el Parque Natural de la Costa Vicentina, cerca de Praia da Ingrina, entre Lagos y Sagres.
No, no incluye comida; solo el equipo y las fotos/videos digitales.
Sí, es obligatorio saber nadar; no está recomendado para quienes no sepan nadar.
No incluye recogida en hotel; hay opciones de transporte público cerca.
Tu día incluye todo el equipo de seguridad: traje de neopreno, chaleco salvavidas, casco y zapatos de neopreno para trepar rocas o saltar al Atlántico. También recibirás fotos y vídeos digitales para revivir esos saltos, aunque el aterrizaje no haya sido perfecto.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?