Saldrás desde Krakovia con recogida en hotel o punto de encuentro central, viajarás junto a otros visitantes y una guía atenta, para luego recorrer Auschwitz I y Birkenau con un guía oficial del museo que comparte historias que te acompañan mucho después de volver.
Salimos de Krakovia justo después del amanecer, la ciudad aún medio dormida y las ventanas un poco empañadas por nuestro aliento. La furgoneta estaba en silencio — no tenso, pero cada uno sumido en sus pensamientos. Nuestra guía, Marta, nos preguntó suavemente “¿Wszystko w porządku?” (creo que fue así), y recuerdo agarrar la taza de café con más fuerza de lo normal. El viaje hasta Oswiecim dura cerca de hora y media, pero se me hizo más corto. Quizás porque miraba los campos pasar o porque no sabía qué esperar en Auschwitz-Birkenau.
La guía local nos esperaba justo afuera de la entrada — llevaba un pequeño pin con el logo del museo, que solo noté cuando nos dio los auriculares para escucharla mejor con el viento. Cruzar ese portón de hierro con el “Arbeit Macht Frei” torcido sobre nosotros… ya lo había visto en fotos, pero estar allí es otra cosa. Hay una frialdad en el aire que no es solo por el clima (aunque hacía frío). Nos llevó por barracones originales y caminos de grava donde aún se ven huellas de botas en el barro cuando llueve. En un momento, se detuvo junto a un muro cubierto de piedras pequeñas y velas — la gente también había dejado notas. No esperaba sentir tanto solo con ver la letra de otros.
Birkenau está a pocos minutos en lanzadera, pero parece otro mundo — tan abierto y expuesto comparado con Auschwitz I. Las vías del tren se extienden hasta el infinito. Nuestra guía señaló dónde llegaban los recién llegados; habló en voz baja sobre el Dr. Mengele y las selecciones, y nadie dijo nada durante un buen rato después. El viento se levantó entre la hierba y se olía la madera húmeda de los barracones mezclada con algo metálico — quizás solo mi imaginación. Caminamos por lo que fueron los dormitorios; literas toscas apiladas, astillas que te enganchaban la chaqueta si rozabas.
Después hubo tiempo para sentarse o comprar algo en la pequeña tienda cerca de la salida (yo compré agua; no pude comer). Nadie nos apuró para volver a la furgoneta. De regreso pensé en todos los pasos que habían cruzado esas piedras — no solo hoy, sino hace tantos años. Es difícil explicar lo que te llevas de una excursión a Auschwitz-Birkenau desde Krakovia. Algunas cosas permanecen calladas dentro de ti más tiempo del que imaginas.
El traslado ida y vuelta más las visitas suelen durar unas 7 horas en total, incluyendo el tiempo de viaje.
Sí, si tu alojamiento permite acceso de vehículos; si no, te darán un punto de encuentro cercano.
Sí, las entradas sin colas para ambos sitios están incluidas en la reserva.
Un guía oficial del museo acompaña al grupo durante la visita a ambos campos.
No hay pausa para almorzar salvo que elijas una opción con comida; se recomienda llevar algo para picar.
La visita implica bastante caminata por ambos sitios; se aconseja llevar calzado cómodo.
No se recomienda para menores de 14 años por el contenido sensible del tour.
Lleva tu DNI o pasaporte para los controles de seguridad; viste ropa adecuada para el clima exterior.
Tu día incluye traslados ida y vuelta entre Krakovia y Oswiecim (Auschwitz), entradas sin colas para Auschwitz I y Birkenau, guía oficial del museo con auriculares personales cuando sea necesario, y apoyo amable de la guía antes y después de cada parada — con opción de recogida en hotel o punto de encuentro central para mayor comodidad.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?