Si quieres conocer templos antiguos, pueblos costeros y la ciudad precolombina más grande de Sudamérica en un solo día, este tour es para ti. Escucharás historias reales de guías locales, probarás mariscos frescos en Huanchaco y caminarás por lugares que muchos sólo leen en libros.
Hay algo especial en salir con la luz del amanecer en Trujillo—el aire fresco con ese toque de brisa marina. Subimos a la van y en apenas quince minutos estábamos frente al Templo del Sol. Nuestra guía, Rosa, nos mostró las huellas de manos que aún se ven en los ladrillos de adobe, como si los trabajadores mochicas hubieran estado ahí hace siglos moldeando esos enormes templos. Cerca está el Templo de la Luna, con sus paredes llenas de murales antiguos—rojos y ocres que milagrosamente han resistido el paso del tiempo. Adentro, sólo se escucha el crujir de la grava bajo los pies y el vuelo de algunas aves.
Luego visitamos el Templo del Dragón. Es más pequeño que los otros, pero sus relieves tallados resaltan cuando el sol los ilumina justo. Rosa nos contó cómo este lugar marca el cambio de la cultura Moche a la Chimú—la verdad, no imaginaba cuánta historia cabe en tan poco espacio. Después de tomar algunas fotos, nos dirigimos hacia la costa.
Huanchaco tiene un ambiente distinto—aire salado, pescadores trayendo su captura, y esas balsas de totora alineadas en la arena. Vimos a un par de chicos remando en los famosos caballitos de totora, equilibrándose como expertos. Almorzamos en un pequeño restaurante de mariscos donde el aroma a ajo y lima te recibe antes de entrar. El ceviche aquí es súper fresco y con el punto justo de picante para despertar después de la mañana entre ruinas.
Chan Chan fue nuestra última parada. No se entiende realmente su tamaño hasta que caminas entre esos altos muros de adobe, con el polvo levantándose a tus pies. El Palacio Nik-An tiene largos pasillos y patios decorados con motivos de peces y pelícanos. Nuestra guía compartió historias sobre los rituales Chimú y su vida cotidiana—hizo que todo pareciera menos ruinas y más ecos de una ciudad viva. Ya por la tarde, regresamos a Trujillo, cansados pero con esa sensación buena de haber vivido algo único.
Sí, está pensado para todos los niveles. Hay algo de caminata en cada sitio, pero nada muy exigente.
Lo mejor son zapatos cómodos porque caminarás sobre terreno irregular. También un sombrero, protector solar y agua, ya que el sol puede ser fuerte al mediodía.
El almuerzo en un restaurante local de mariscos está incluido. Normalmente hay opciones para distintos gustos o dietas—solo avisa a tu guía con anticipación.
Sí, tu guía habla inglés y conoce muy bien la historia y cultura de la zona.
Incluye recogida y regreso a tu hotel, así que no tienes que preocuparte por el transporte. Un guía local experto te acompañará en cada sitio. También está incluido el almuerzo en un lugar de mariscos en Huanchaco—solo trae tu curiosidad (y ganas de probar ceviche).
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