Seguirás los pasos ancestrales desde Cusco hasta la Puerta del Sol de Machu Picchu al amanecer, acampando bajo las estrellas y compartiendo historias con guías y compañeros. Disfruta comidas de chef, apoyo de porteadores, entradas incluidas y momentos que recordarás siempre.
No tenía muy claro qué esperar cuando esa van nos recogió en Cusco antes del amanecer. La altura me tenía un poco mareado —y quizás los nervios—, pero para cuando paramos a desayunar en Ollantaytambo, sentía una mezcla extraña de emoción y “¿en qué me metí?”. Nuestro guía, Marco, ya estaba bromeando en español e inglés. Nos daba consejos de última hora mientras tomábamos mate de coca en el aire frío. En el Km 82, los porteadores nos sonreían (juro que sabían lo duro que sería), y tras revisar los pasaportes, comenzamos a caminar. El primer tramo fue casi suave —pasando por pequeños pueblos donde los niños nos saludaban y sus perros nos seguían. Al llegar a Willkaraqay y mirar las terrazas de Llactapata, pensé: estas piedras han visto mucho más de lo que yo jamás veré.
El segundo día en el Camino Inca todavía lo siento en las piernas. El Abra de la Mujer Muerta tiene fama por algo —es empinado, frío en la cima, y el viento corta como nada que haya probado. Marco nos detuvo justo antes de la cumbre para una pequeña ceremonia con hojas de coca; nos explicó cómo los locales honran a los Apus, los espíritus de la montaña. No sé qué esperaba sentir, pero ahí, en silencio (excepto un chico que trataba de recuperar el aliento), sentí que pasaba algo importante. Las comidas siempre superaban mis expectativas: sopa caliente, arroz con verduras, incluso trucha fresca un día. Los porteadores se movían tan rápido que parecía irreal; cuando llegábamos al campamento, las tiendas ya estaban listas y el té nos esperaba.
La tercera mañana nos recibió un bosque envuelto en niebla, como sacado de una película de mundos perdidos —musgo colgando por todos lados y pájaros con cantos extraños que aún intento imitar. Caminamos por Phuyupatamarca, la “Ciudad en las Nubes”, que cumplió su nombre; las nubes nos rozaban la cara mientras Marco señalaba orquídeas silvestres a lo largo del camino. Al llegar al campamento Wiñay Wayna esa tarde, mis piernas estaban hechas gelatina, pero ya no me importaba —todos compartían historias en la cena y alguien intentó enseñarme quechua (fallé espectacularmente). Se suponía que habría una sorpresa esa noche, pero… no la arruinaré.
La última mañana es difícil de contar sin sonar cursi. Hicimos fila en el control con la oscuridad total y las linternas parpadeando como luciérnagas. La subida final a Intipunku —la Puerta del Sol— se hizo eterna hasta que de repente apareció: Machu Picchu, brillando dorado con la luz temprana a nuestros pies. Nadie dijo nada por un minuto; hasta Marco nos dejó disfrutar ese silencio. Luego bajamos a la ciudadela para un tour completo (Circuito 1 y luego Circuito 3) y después tomamos un bus a Aguas Calientes para almorzar —mi primera cerveza en días supo a gloria, para ser sincero.
Este trek exige buena condición física por subidas empinadas como el Abra de la Mujer Muerta (4.215 m). Es desafiante pero posible con preparación.
Sí, la recogida está incluida desde Cusco o pueblos del Valle Sagrado como Urubamba u Ollantaytambo.
Sí, incluyen desayunos, almuerzos, cenas (con opciones vegetarianas/veganas), snacks y agua purificada, todo preparado por chefs en el camino.
Todos los permisos oficiales y entradas para el Camino Inca y Machu Picchu están incluidos en la reserva.
Te dan tiendas espaciosas (compartidas), colchoneta, almohada, poncho de lluvia, bolsa para tus cosas y porteadores para cargar tu equipo.
El regreso es en tren panorámico Vistadome o 360° a través del Valle Sagrado hasta Ollantaytambo.
Hay opciones vegetarianas o veganas si las pides al reservar, solo avisa con anticipación.
Acampas tres noches en sitios designados antes de llegar a Aguas Calientes y Machu Picchu.
Tu viaje incluye recogida en hotel desde Cusco o pueblos del Valle Sagrado; todos los permisos oficiales y entradas para Camino Inca y Machu Picchu; tres noches de camping con tiendas montadas por porteadores; comidas diarias preparadas por chefs con ingredientes frescos locales; snacks y agua purificada; guía profesional bilingüe durante todo el recorrido; porteadores para tu equipo principal; equipo de emergencia como botiquín y oxígeno; traslado en bus desde Machu Picchu a Aguas Calientes; tren panorámico de regreso por el Valle Sagrado en Vistadome o 360°; transporte privado de vuelta a Cusco; y guarda equipaje si lo necesitas antes de partir.
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