Camina por el Parque del Amor con el sonido del mar, prueba cacao en el ChocoMuseo del centro, aprende a preparar pisco sour en un bar colonial y explora las misteriosas catacumbas del Convento de San Francisco, todo acompañado de una guía local que hace que Lima cobre vida.
Desperté en Miraflores con esa brisa salada del Pacífico, no fría, justo lo suficiente para despejarme. Nuestra guía, Rosa, nos recibió con una media sonrisa que prometía algún chisme interesante. Primera parada: el Parque del Amor. Había visto fotos, pero estar ahí, tocando los muros de mosaicos (fríos y un poco rugosos), viendo a parejas intentando selfies torpes bajo “El Beso”, se sentía mucho más auténtico de lo que imaginaba. El océano brillaba casi plateado esa mañana. Rosa nos contó sobre la escultura de Víctor Delfín y cómo los limeños vienen aquí al atardecer. Traté de imaginarlo lleno de adolescentes robándose besos, pero hoy estaba tranquilo.
Pasamos frente a la Huaca Pucllana — en este tour solo se puede ver desde afuera, lo cual está bien si vas corto de tiempo. Los ladrillos de adobe antiguos resaltan entre los edificios modernos de vidrio; es increíble cómo lo antiguo convive con lo nuevo en esta ciudad. Luego nos dirigimos al centro histórico para el plato fuerte: la Plaza Mayor. Estaba llena de vida — bocinas, campanas de iglesia, vendedores con chicha morada. Rosa señaló el Palacio de Gobierno y nos soltó datos curiosos sobre virreyes y revoluciones. Seguro olvidé la mitad, pero recuerdo su risa cuando alguien preguntó si los presidentes realmente viven ahí (a veces sí).
Después visitamos el ChocoMuseo — no esperaba mucho, pero probar mermelada de cacao directo de una cucharita fue adictivo. Hay algo especial en estar en un edificio antiguo con olor a chocolate mezclado con el tráfico afuera que se queda contigo. También paseamos por tiendas artesanales; casi compro un sombrero tejido hasta que recordé que mi maleta ya estaba llena de arrepentimientos (y suéteres). Luego entramos a un bar en una casa colonial donde aprendimos a preparar pisco sour. Mi primer intento fue espuma y limón, Rosa hizo una mueca pero me animó igual.
Finalmente llegamos al Convento de San Francisco y sus catacumbas — hacía más frío de lo que esperaba, con piedra bajo los pies y ese aire húmedo que se pega a la chaqueta. Huesos apilados en patrones, calaveras que parecen mirarte; es a la vez inquietante y, de alguna forma, tranquilo. Nuestra guía bajó la voz para contar historias de las vidas pasadas de Lima sobre nuestras cabezas. Al salir a la luz del día todo se sentía más nítido — colores más vivos, sonidos más fuertes. Si quieres conocer Lima en un día sin prisas ni perderte, este tour es perfecto… aunque a veces sigo pensando en esos huesos.
El tour recorre los puntos clave de Lima en unas pocas horas; la duración exacta depende del tráfico y ritmo, pero está pensado como una experiencia de medio día.
Sí, la recogida está incluida desde hoteles en Miraflores, Barranco, San Isidro o desde el aeropuerto Jorge Chávez según la opción que elijas.
No, solo se observa desde afuera en una parada panorámica; no incluye entrada al sitio.
Sí, la entrada al Museo y Catacumbas de San Francisco está incluida en tu reserva.
No, no se incluye almuerzo; al terminar en el convento puedes quedarte en el centro para comer o cenar por tu cuenta.
El tour es apto para todos los niveles de condición física; los bebés deben ir en brazos de un adulto y se pueden solicitar asientos para bebés si es necesario.
La guía oficial habla español e inglés durante el recorrido por la ciudad.
Tu día incluye recogida en hotel o punto de encuentro (o directamente en el aeropuerto de Lima si prefieres), transporte cómodo entre Miraflores y el centro, entradas al Museo y Catacumbas de San Francisco y visitas guiadas en cada lugar para que no te pierdas ninguna historia antes de regresar cuando quieras.
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