Viaja desde Asunción con guía local visitando talleres de filigrana en Luque y puestos de frutillas en Areguá, para luego conocer la basílica de Caacupé y el tranquilo San Bernardino junto al lago. Conversaciones auténticas, tiempo libre para explorar y detalles sensoriales que no esperas — con recogida y regreso incluidos.
No esperaba que el aire fuera de Asunción oliera tan fresco — como a pasto mojado y algo dulce que no lograba identificar. Nuestro chofer, Jorge, nos recogió justo en el lobby del hotel (yo, como siempre, llegaba tarde), y partimos en una van sorprendentemente silenciosa. Me contó que Luque es famosa por su filigrana, joyería que solo había visto en fotos. Paramos en un taller pequeño donde una señora mayor me mostró cómo trenza hilos de plata para hacer pendientes delicados. Mi español es un poco flojo, pero ella sonrió y me dejó intentarlo — mis manos temblaban tanto que casi dejo caer las pinzas.
El camino a Areguá estaba lleno de puestos vendiendo frutillas, aunque no era temporada alta. Aún colgaban carteles descoloridos del festival del año pasado sobre la calle. Las casas coloniales se veían desgastadas por el sol pero con mucho carácter; traté de imaginar cómo serían cuando eran nuevas. Nuestra guía, Sofía, nos habló de la cerámica de barro que hacen aquí — ella colecciona pequeñas ranas para su cocina. Se rió cuando le pregunté si la gente realmente come tantas frutillas o solo las venden a los turistas.
En Caacupé visitamos la Basílica Menor — es enorme de cerca, casi demasiado blanca contra el cielo. Había incienso y un grupo de chicos susurrando cerca de una estatua; me gustó que se sintiera viva, no solo para mostrar. Más tarde, en Atyrá, conocida como la capital ecológica de Paraguay (Sofía dijo que aquí todos reciclan “menos su papá”), paseamos por el centro Marianela, construido por voluntarios italianos. Olía suavemente a eucalipto y madera antigua.
San Bernardino fue la mayor sorpresa — tan tranquilo junto al lago, con familias haciendo picnic en los bancos y adolescentes poniendo música desde sus teléfonos. Tuvimos dos horas para recorrer por nuestra cuenta; terminé sentada junto al agua comiendo una empanada que aún estaba tibia, sacada de la mochila térmica de alguien. De regreso a Asunción no podía dejar de pensar en esos hilos de plata en Luque — cómo algo tan frágil puede durar mucho más de lo que imaginas.
El tour dura todo el día, con paradas en Luque, Areguá, Caacupé, Atyrá y San Bernardino antes de regresar al hotel en Asunción.
Sí, el transporte privado te recoge directamente en tu hotel en Asunción y te deja allí al terminar el tour.
Todos los costos y tasas están incluidos en el precio de la excursión privada de día completo.
Tendrás dos horas de tiempo libre en San Bernardino para pasear o relajarte antes de regresar.
El tour es apto para todos los niveles físicos y se pueden solicitar asientos especiales para bebés.
El recorrido incluye Luque, Areguá, Caacupé, Atyrá y termina con tiempo libre en San Bernardino antes de volver a Asunción.
Los tours son guiados por profesionales locales que hablan español; el inglés puede estar disponible según el guía asignado — consulta al reservar.
Tu día incluye transporte privado cómodo con aire acondicionado, recogida y regreso al hotel en Asunción, todas las entradas y tasas, un guía local profesional que comparte historias en cada parada y dos horas de tiempo libre para pasear o descansar junto al lago Ypacaraí antes de regresar.
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