Seguirás el skyline cambiante de Ciudad de Panamá desde la puerta de tu hotel hasta las calles empedradas de Casco Viejo, verás enormes barcos pasar por las esclusas de Miraflores con explicaciones de tu guía, probarás chips locales bajo los colores vibrantes del BioMuseo y terminarás contemplando la Bahía de Panamá desde antiguas murallas. No es perfecto, es el Panamá real.
Lo primero que recuerdo es cómo se veía la ciudad desde la ventana del auto: torres de cristal que se desvanecían en piedra antigua mientras cruzábamos hacia Casco Viejo. Nuestro guía, Luis, tenía una risa fácil que hacía que todos nos relajáramos al instante. Repartió chips de plátano (¿cómo seguían calientes?) y señaló la antigua base militar estadounidense que ahora llaman Ciudad del Saber. Nunca me había detenido a pensar lo reciente que es toda esa historia aquí. El aire olía a una mezcla de sal y diésel, suena raro pero encajaba perfecto.
De pie en la plataforma de las esclusas de Miraflores, sentí el calor subir del concreto mientras esos enormes barcos pasaban más despacio de lo que esperaba, como si ellos también contuvieran la respiración. Luis explicó cómo suben los pilotos a cada barco, y si te esforzabas un poco podías verlos saludando desde abajo. Hubo un momento en que la bocina de un carguero resonó sobre el agua y todos nos quedamos en silencio por un instante. Aún a veces recuerdo ese sonido.
Después paseamos por el Parque BioMuseo, un estallido de colores con el edificio de Gehry a un lado y un enredo de verde al otro. Había un árbol de caucho gigante con raíces que parecían sacadas de una película de Miyazaki; intenté tocarlo pero estaba pegajoso por la lluvia de la noche anterior. Un niño local pasó zumbando en su scooter gritando algo en español que no entendí (Luis solo sonrió). El camino por la Calzada de Amador después fue fresco—ventanas abajo, viento enredando mi cabello, barcos alineados en el horizonte esperando su turno para el canal.
Casco Viejo fue lo último—piedras bajo los pies, paredes amarillas desgastadas, gente vendiendo sombreros o simplemente sentada en las puertas viendo pasar. Nos detuvimos en la Plaza de Francia donde puedes ver el océano y el puente si te colocas justo en el lugar indicado (me perdí tratando de encuadrar la foto). Luis contó historias de presidentes y poetas, pero lo que más recuerdo es lo bien que se sentía sentarse en un muro de piedra fresca comiendo chips de yuca y mirando ese mar azul. Si quieres conocer Ciudad de Panamá más allá de las fotos, eso es lo que se queda contigo.
Sí, la mayoría de hoteles en la ciudad cuentan con recogida; para zona de aeropuerto y Playa Bonita se requiere reservar tour privado.
Sí, la entrada al Centro de Visitantes de Miraflores está incluida si eliges la opción "Con boleto al canal".
El tour dura alrededor de 5 horas incluyendo paradas y traslados.
Incluye agua embotellada ilimitada y chips de plátano, yuca y camote para picar durante el recorrido.
No, solo se recorren las áreas exteriores del Parque BioMuseo; el acceso interior no está incluido.
Los guías son bilingües certificados, hablan español e inglés con fluidez.
La ruta es apta para todos los niveles de condición física; se pueden usar cochecitos pero hay tramos con empedrado.
La caminata principal es por el casco histórico de Casco Viejo, cerca de la Plaza de la Independencia y Plaza de Francia.
Tu día incluye recogida en hotel dentro del centro de Ciudad de Panamá (los tours privados cubren aeropuerto y Playa Bonita), transporte con aire acondicionado en grupo pequeño o privado, guía bilingüe certificado, agua embotellada recargable y chips locales ilimitados para picar entre visitas, entrada a las esclusas de Miraflores (según opción seleccionada), y tiempo para explorar las áreas exteriores del Parque BioMuseo antes de regresar al centro.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?