Explora los antiguos bosques de hayas cerca de Queenstown acompañado por dos guías locales: tirolesa sobre cañones, rápel en cascadas, baños en pozas heladas y paseos flotando por estrechos pasajes. Todo el equipo está incluido (y duchas calientes en la base) para que solo te preocupes por vivir la aventura.
“No le des muchas vueltas, solo recuéstate y confía en la cuerda,” dijo Jamie, nuestro guía de canyoning, mientras miraba hacia abajo una cascada que parecía mucho más alta de lo que imaginaba. Lo habíamos conocido junto a Maddy en su tienda en Queenstown: una charla rápida, algunas risas nerviosas y luego un corto viaje fuera del pueblo. El traje de neopreno resultó sorprendentemente cómodo una vez que me acostumbré. El aire olía a tierra húmeda y dulce mientras caminábamos por el bosque de hayas, y se escuchaba el sonido del agua antes de verla.
La primera tirolesa fue más divertida que aterradora. Recuerdo que mis manos temblaban un poco al agarrar el cable metálico, pero Jamie bromeó diciendo que “gritar era opcional” y de repente todo se volvió menos serio. Las paredes del cañón estaban cubiertas de musgo verde y brillaban con la luz del sol que se colaba en parches, como si todo fuera un cuadro. Cuando llegamos al punto para hacer rápel, Maddy me enseñó a controlar la cuerda—probablemente me veía ridículo al principio (ella sonrió sin decir nada). Bajar al lado de una cascada con el rocío helado en la cara fue… bueno, todavía recuerdo ese momento cuando estoy atrapado en una oficina.
Nos deslizamos por toboganes y flotamos por estrechos pasajes rocosos donde había que soltarse y dejarse llevar por la corriente un instante. En un momento Jamie señaló unas pequeñas orquídeas nativas creciendo en la roca—de otro modo no las habría visto. El agua estaba tan fría que me hacía castañear los dientes, pero de alguna forma eso lo hacía mejor. Estás despierto y alerta todo el tiempo. Había una mezcla de nervios y risas entre todos—un chico perdió un zapato por un momento (tranquilo, lo recuperó). Al terminar, quitarse el neopreno en el vestuario con calefacción fue un lujo total.
El tour completo dura unas 4 horas, incluyendo el transporte desde el centro de Queenstown.
No es necesario tener experiencia, pero sí debes sentirte cómodo en aguas en movimiento y estar en buena forma física.
Todo el equipo de seguridad, trajes de neopreno, calzado impermeable, dos guías profesionales, refrigerios ligeros, transporte desde la base en Queenstown, vestuarios con calefacción y duchas.
La edad mínima es 12 años; los menores de 16 deben ir acompañados por un adulto.
El límite de peso es 120 kg; no se recomienda para embarazadas ni personas con problemas cardiovasculares.
El punto de encuentro es en la tienda Adventure Centre en el centro de Queenstown, desde donde se traslada al grupo en vehículo hasta la base.
Se recomienda llevar una capa térmica que no sea de algodón (como merino o poliéster) debajo del neopreno; el resto del equipo está incluido.
Tu aventura de medio día incluye recogida en el centro de Queenstown, todo el equipo de seguridad como trajes de neopreno y cascos, calzado impermeable, dos guías locales amigables durante todo el recorrido, refrigerios ligeros al final y acceso a vestuarios calefaccionados con duchas calientes antes de regresar al pueblo.
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