Sentirás cómo se acelera tu corazón al volar sobre los picos de Fiordland y luego navegar cerca de cascadas en un crucero por Milford Sound, con café y almuerzo para calentarte las manos. Guías locales cuentan historias mientras tu piloto se encarga de todo, desde la recogida en hotel hasta la caminata por el bosque. No es solo paisaje; es un día que recordarás para siempre.
Lo admito: estaba nervioso cuando entramos en la pequeña base de Air Milford en Queenstown. Algo en conocer a nuestro piloto (se llamaba Pete) hizo que todo se sintiera más una aventura que un simple tour. Nos dio los auriculares, explicó el plan de vuelo y de repente estábamos despegando—elevándonos sobre el lago Wakatipu con esa mezcla rara de emoción y “¿en serio estoy haciendo esto?”. Los Alpes del Sur se veían irreales desde allá arriba. En un momento Pete señaló Coronet Peak y nos contó que los locales esquían ahí todo el invierno. Los ríos de la fiebre del oro brillaban con la luz de la mañana. Pegué la frente a la ventana como un niño.
El vuelo a Milford Sound duró unos 35 minutos, pero se sintió más largo de la mejor manera—hay tanto que ver. Sobrevolamos Glenorchy (casitas diminutas junto al agua azul), luego esos bosques densos de haya alrededor del Routeburn Track. Pete habló de senderistas que desaparecen por días en esa zona. Al entrar en Fiordland, las nubes parecían más bajas y pesadas, y el monte Tutoko apareció de la nada. Me sorprendí conteniendo la respiración cuando descendimos por el fiordo—Mitre Peak emergiendo del agua con líneas tan definidas y sombras tan marcadas.
El aterrizaje en Milford fue rápido y sin complicaciones. Nuestro piloto nos llevó directo a los muelles donde la tripulación del barco nos recibió con sonrisas enormes (y la verdad, lo necesitaba después de tantos nervios). El crucero fue… bueno, simplemente deslizarnos junto a acantilados que parecen imposibles de altos, cascadas por todos lados—sobre todo después de la lluvia—y focas descansando en las rocas como si fueran dueñas del lugar. Había café caliente a bordo (gracias a Dios), además de un almuerzo sencillo incluido que supo mejor de lo esperado después de estar tanto tiempo afuera, frío, tratando de avistar delfines. El guía de naturaleza contó historias sobre los primeros exploradores maoríes—seguro me perdí la mitad porque no podía dejar de mirar las Bowen Falls, pero lo que escuché se me quedó grabado.
De regreso, Pete ofreció una caminata corta por el bosque si teníamos tiempo antes de volar de vuelta (y lo teníamos). El olor a tierra mojada bajo esos árboles milenarios es algo que todavía recuerdo—una sensación que te ancla después de tanto cielo y agua. Volar de regreso sobre el lago Te Anau mientras Queenstown aparecía en el horizonte fue como despertar de un sueño que no quieres que termine.
El vuelo panorámico entre Queenstown y Milford Sound dura unos 35 minutos por trayecto.
Sí, el almuerzo está incluido durante el crucero por Milford Sound.
Sí, se incluye recogida y regreso a hoteles céntricos en Queenstown.
Verás el lago Wakatipu, Coronet Peak, Glenorchy, bosques del Routeburn Track, monte Tutoko, glaciares, Mitre Peak, lago Te Anau y más paisajes alpinos.
El piloto ofrece comentarios en vivo durante el vuelo y los guías de naturaleza comparten datos durante el crucero.
El crucero tiene un máximo de 150 pasajeros para mantener una experiencia más íntima.
El tour es accesible para sillas de ruedas y apto para todos los niveles de condición física; los bebés pueden ir en el regazo de un adulto.
Recomendamos llevar una chaqueta y cámara; avisa si tienes necesidades dietéticas al reservar.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Queenstown, asiento reservado en ambos vuelos panorámicos con comentarios en vivo del piloto (créeme, querrás esas ventanas), entrada al crucero por Milford Sound con guía personal a lo largo del fiordo, además de café o té y un almuerzo sencillo servido a bordo antes de regresar atravesando esas montañas salvajes.
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