Comienza en Wellington y cruza a la región vinícola de Martinborough con un guía local que conoce cada curva. Prueba pinot noir directo de las bodegas, charla con los productores, y quizás lleva algo de queso para el viaje. Un plan relajado, cercano y lleno de momentos que se quedan contigo.
No esperaba que el viaje desde Wellington fuera un cambio tan radical: un momento estás en la ciudad y al siguiente todo son curvas de río y colinas verdes cubiertas de niebla. Nuestro guía, Mike, tenía una manera de contar historias del valle de Hutt que me hizo desear haber prestado más atención en geografía. Paramos en la cima de Remutaka (más alta de lo que parece) y recuerdo el viento allí arriba, cortante y casi dulce, con ese olor a hierba mojada que solo se siente después de la lluvia.
Llegamos a Martinborough justo cuando las nubes se despejaban. El pueblo se sentía tranquilo pero no dormido, más bien como si todos estuvieran ocupados creando algo bueno. En la primera bodega, el anfitrión nos sirvió un pinot noir y nos contó cómo su familia empezó con apenas unas pocas vides. Intenté girar la copa como había visto hacer (me manché la manga, típico). El vino tenía un sabor a la vez terroso y fresco, no sé cómo explicarlo mejor. Alguien preguntó si podíamos probar también su rosado y solo sonrieron y dijeron “por supuesto”.
Entre cata y cata hicimos una parada rápida en C’est Cheese — totalmente opcional pero vale la pena si te gusta el queso que realmente tiene sabor. Compré un trozo para después, que terminó siendo mi almuerzo de camino de regreso. Cada bodega tenía su propio ambiente; una era de madera pulida y luz entrando por grandes ventanales, otra parecía más la sala de estar de alguien con perros por los pies. Los anfitriones nunca nos apuraron, ni siquiera cuando pregunté qué significaba exactamente “cellar door” (todavía no lo tengo claro).
El regreso fue más tranquilo, quizá porque todos estábamos relajados después de tantas catas o tal vez por esa sensación de haber vivido algo pequeño pero auténtico. Hay un tramo donde se ve todo el valle de Wairarapa en tonos dorados y verdes a la vez. A veces todavía pienso en esa vista cuando el ruido de casa se vuelve demasiado.
El tour dura aproximadamente 5.5 horas, incluyendo el traslado.
Sí, incluye catas en tres bodegas diferentes durante la excursión.
Sí, el transporte privado incluye recogida en Wellington.
La parada en la quesería es opcional y depende del tiempo disponible ese día.
Las bodegas pueden variar según disponibilidad cada día.
No hay almuerzo formal, pero hay snacks disponibles en paradas como C’est Cheese.
Los bebés y niños pequeños pueden acompañar si van con adultos; la edad mínima para beber es 18 años.
Sí, el tour está adaptado para sillas de ruedas y cochecitos.
Tu día incluye transporte privado con aire acondicionado y recogida en Wellington, comentarios en vivo de un guía local por rutas panorámicas a través del valle de Hutt y las Remutaka Ranges, visitas guiadas a tres bodegas de Martinborough con catas de vinos regionales (los anfitriones comparten sus historias), además de una parada opcional en C’est Cheese para snacks artesanales antes de regresar relajado por la tarde.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?