Saldrás bajo cielos árticos cerca de Tromsø, abrigado con un traje térmico mientras tu guía busca los mejores cielos despejados entre Noruega y Finlandia. Calienta tus manos junto a una fogata con pastel de canela y chocolate caliente mientras esperas las auroras, y llévate un retrato como recuerdo de esa noche mágica.
¿Conoces ese silencio raro cuando la nieve absorbe todos los sonidos? Eso fue lo primero que sentí cuando paramos en un lugar fuera de Tromsø, luces apagadas, solo el crujir de las botas y un suave “aquí estamos” de nuestro guía, Li. Nos entregó unos trajes térmicos gruesos—la verdad, parecía un malvavisco azul—y nos adentramos en la oscuridad. El aire olía a algo punzante, casi metálico, y mi aliento formaba pequeñas nubes frente a mi cara. No paraba de mirar hacia arriba, medio esperando que la aurora se encendiera como una lámpara.
Manejamos un buen rato—perdí la cuenta después de que Li dijo que probablemente cruzaríamos a Finlandia si el clima no ayudaba. Él revisaba mapas de nubes en su móvil y murmuraba en noruego (¿o finlandés? nunca pregunté). Cuando por fin paramos otra vez, encendió una fogata pequeña. Había un pastel de canela—dulce pero sin empalagar—y chocolate caliente que humeaba en mis manos. Alguien intentó tostar malvaviscos pero uno cayó directo al fuego; todos nos reímos, hasta Li. Nos contó creencias antiguas de los sami sobre la aurora—dicen que silbarle trae mala suerte. Casi lo hago sin querer.
Las auroras no aparecieron de inmediato. Esperamos, con los dedos congelados, mirando hacia arriba. Solo se oía el clic de una cámara y la voz baja de Li explicando cómo activar el modo nocturno en el móvil (yo seguí liándola). Cuando por fin llegaron las cintas verdes—al principio suaves, luego más intensas—fue como un sueño. No era un espectáculo ruidoso ni dramático, más bien algo que se deslizaba lentamente sobre nosotros mientras todos quedábamos boquiabiertos. Li tomó nuestros retratos bajo la aurora; el mío salió raro pero sincero, con las mejillas rojas del frío.
Sigo recordando ese momento—el frío mordiendo mi nariz, todos susurrando para no espantar las luces (como si se pudiera). Si buscas un show espectacular o fotos perfectas… bueno, aquí la naturaleza manda. Pero, ¿sabes qué? Justo por eso me encantó.
El recorrido puede llegar hasta 350 km alrededor de Tromsø y extenderse a Suecia o Finlandia según el clima.
Sí, te recogen en un punto de encuentro antes de salir de las luces de Tromsø.
Te servirán chocolate caliente con pastel tradicional de canela y, si el clima lo permite, podrás tostar malvaviscos en la fogata.
No te preocupes, te proporcionan trajes térmicos para que estés bien abrigado durante la caza de auroras.
Tu guía te ayudará a configurar tu cámara o móvil para fotos nocturnas; además, recibirás un retrato bajo la aurora incluido.
Sí, los viajeros solos son bienvenidos y hay ofertas especiales, solo pregunta al reservar.
Tu guía comparte tradiciones, creencias y curiosidades sobre las auroras mientras esperan.
El guía revisa el clima constantemente y puede llevarte hasta Finlandia o Suecia para encontrar cielos despejados.
Tu noche incluye recogida en el punto de encuentro de Tromsø, transporte en vehículo con aire acondicionado por Noruega (y posiblemente Finlandia), uso de trajes térmicos para mantenerte caliente, chocolate caliente con pastel de canela local y malvaviscos para tostar en fogata si el clima lo permite, además de tu retrato bajo la aurora y ayuda para configurar tu cámara o móvil para esas fotos nocturnas antes de regresar tarde por la noche.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?