Caminarás por los barrios más antiguos de Katmandú con alguien que conoce cada atajo y cada historia. Prepárate para mercados animados, rituales auténticos y muchas sorpresas para los sentidos—ideal si quieres ir más allá de lo típico.
Lo primero que me llamó la atención fue esa mezcla de incienso con el aroma fresco de las verduras—el mercado de Asan despierta temprano, y nosotros también. Nuestro guía, Suman, nos llevó por un laberinto de callejuelas donde las motos pasaban zumbando junto a cestas llenas de ajíes y jengibre. Vi a mujeres regateando por especias, sus risas se elevaban sobre el bullicio de la mañana. Si te gusta observar a la gente, este lugar es un tesoro.
Después nos metimos en Indrachowk—más ruidoso aquí, con campanas de un templo cercano y vendedores ambulantes llamando a los clientes. Suman nos señaló un puesto que vendía cuentas de vidrio; al parecer, la misma familia lo lleva por generaciones. El bazar de las cuentas parecía un mundo secreto—tantos colores juntos en un espacio tan pequeño. En Bangemudha, hicimos una pausa junto a un viejo árbol peepal donde los locales atan hilos para atraer suerte. Noté que el olor cambió aquí—menos especias, más incienso y dulces de un carrito cercano.
¡Sí! La caminata es suave y sin cuestas. También se pueden llevar cochecitos o carriolas.
Suele durar unas 3 horas, pero no hay prisa—vamos al ritmo que prefieras.
No entramos a templos formales, pero pasamos por varios santuarios y podemos detenernos afuera para fotos o contar historias si quieres.
Contarás con un guía local amable que te contará historias que no encontrarás en las guías. Toda la info experta está incluida—solo trae curiosidad (y zapatos cómodos).
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