Conduce un RZR o ATV por las colinas salvajes de la Sierra de Xilitla con un guía local que cuida tu seguridad sin perder la diversión. Manos embarradas, risas reales, paradas para fotos de esos paisajes verdes infinitos y recuerdos que quedarán mucho después de limpiar el barro.
“Si te pones nervioso, deja que la máquina haga su trabajo,” sonrió nuestro guía Javier mientras me pasaba el casco. Se olía la tierra mojada de la lluvia de anoche, pegajosa en todo. Estábamos en Xilitla, a punto de probar ese tour en RZR del que todos hablaban en el pueblo. La verdad, tenía mis dudas sobre manejar algo tan ruidoso por la Sierra, pero mi primo ya estaba saltando de emoción a mi lado. Javier nos dio las indicaciones básicas, hablando despacio y haciendo pausas cuando mi tía preguntó si los cinturones de seguridad eran “de verdad”. Él se rió y dijo que hasta su abuela maneja estos vehículos.
Los primeros minutos fueron como aprender a andar en bici otra vez, pero con más ruido y barro salpicando mis brazos. El terreno plano al principio ayudó; practicamos el manejo mientras los niños de una casa cercana nos saludaban (uno hasta quiso correr a nuestro lado). Cuando le agarramos el ritmo, Javier nos llevó por caminos más accidentados. El aire olía a verde, ese aroma a musgo y selva, y de vez en cuando se veía la neblina entre los árboles. Tenía las manos pegajosas por el bloqueador y los nervios. Paramos en un mirador donde todos sacaron fotos, pero yo solo me quedé mirando esas capas interminables de colinas verdes que se perdían en el horizonte. Te hace sentir pequeño, pero de la mejor manera.
No esperaba que a mi mamá le gustara tanto — ella suele evitar todo lo “aventurero”. Pero se reía cada vez que pasábamos un bache y hasta gritó “¡más rápido!” en un momento (Javier le guiñó el ojo por el espejo). Todo duró como dos horas y media, pero el tiempo allá afuera se sentía raro. A ratos parecía que habíamos estado todo el día, y otras veces solo diez minutos desde que salimos del pueblo. Cuando finalmente regresamos a Xilitla, llenos de barro y sonriendo, me di cuenta de que no había revisado el celular ni una vez.
El guía está siempre atento durante el recorrido; se incluyen cascos y equipo de seguridad.
La experiencia dura alrededor de 2.5 horas, incluyendo paradas para fotos y descansos.
Los bebés pueden ir en el regazo de un adulto; los niños pequeños pueden ir en coche o carriola.
Incluye agua embotellada, casco y el uso de un RZR (para 2 a 4 personas).
No se requiere experiencia previa; se ofrece entrenamiento antes de salir a la ruta principal.
No se recomienda para personas con lesiones en la columna, problemas cardíacos o mujeres embarazadas.
Sí, los animales de servicio están permitidos durante la actividad.
Sí, hay opciones de transporte público cerca en Xilitla.
Tu día incluye agua embotellada para mantenerte fresco bajo el sol (o la nube), cascos para la tranquilidad de todos y tu propio vehículo RZR con espacio para dos a cuatro personas, además de varias paradas para fotos o para recuperar el aliento antes de seguir por otro tramo del camino.
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