Sube a un barco local en Puerto Vallarta para un paseo al atardecer hacia Los Arcos, observando aves mientras tu guía comparte historias que crean el ambiente. Cuando cae la noche, sumérgete en aguas bioluminiscentes que se iluminan con cada movimiento, y regresa con la piel salada y quizá algún nuevo amigo.
¿Alguna vez te has preguntado cómo se siente nadar entre estrellas? Eso fue lo que pensé mientras dejábamos atrás Puerto Vallarta, con el cielo pintado de un suave naranja-rosado que casi me hacía olvidar que estaba en un barco con un grupo de desconocidos. Nuestro guía, Rodrigo, nos ofreció unas bebidas de bienvenida (aún no sé qué llevaba la mía, algo cítrico y refrescante) y señaló pelícanos rozando la superficie del agua. El aire olía a una mezcla dulce y salada, como protector solar con brisa marina. Había leído sobre tours de bioluminiscencia antes, pero la verdad no esperaba mucho, tal vez un leve brillo si teníamos suerte.
El barco bajó la velocidad al llegar al Santuario Los Arcos. Rodrigo comenzó a contarnos sobre las aves que anidan en las rocas, incluso imitó uno de sus cantos, lo que hizo reír a todos. Se creó un silencio especial cuando el sol finalmente se ocultó en el horizonte; se escuchaba música a lo lejos de alguna fiesta en tierra, pero sobre todo el suave golpeteo del agua contra el casco. Esperamos a que la noche se asentara y recuerdo que jugueteaba con mi chaleco salvavidas porque me parecía un poco apretado (pero la seguridad primero). Éramos un grupo pequeño, unos 10, y la gente empezó a compartir snacks y relatos sobre sus lugares de origen. Fue curioso sentir esa calidez estando en medio del mar abierto.
Luego llegó la parte que no puedo describir bien: el nado. Rodrigo nos dio luz verde y en cuanto me metí en la bahía, cada movimiento hacía que chispas azules giraran alrededor de mis brazos y piernas. No se parecía a nada que hubiera visto antes; parecía irreal, casi como efectos especiales. Alguien a mi lado se rió en voz alta, y ese eco se extendió por el agua; me di cuenta de que todos teníamos sonrisas tontas en el rostro. Mi piel estaba fresca bajo el agua pero cálida afuera, y por un momento olvidé todo excepto esas pequeñas luces danzando a mi alrededor. Incluso ahora, semanas después, a veces al cerrar los ojos vuelvo a ver ese brillo azul.
No, por seguridad no se permite a menores de 9 años.
No, nadar es opcional; puedes quedarte en el barco si prefieres.
El precio incluye impuestos, chaleco salvavidas para nadar y una bebida de bienvenida.
El grupo máximo es de 14 personas por salida.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
Tu experiencia incluye todos los impuestos y tarifas, un chaleco salvavidas para nadar en la bahía luminosa de Los Arcos y una bebida de bienvenida mientras navegas al atardecer con tu guía local.
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