Pedalea por las calles arboladas de Roma y Condesa antes de cruzar al corazón histórico de Ciudad de México. Disfruta la calma de la mañana, las historias de tu guía local y paradas en iconos como Chapultepec y Bellas Artes. Sentirás la energía de la ciudad y momentos de paz que se quedan contigo mucho después.
Casi pierdo el inicio porque no encontraba mis agujetas—clásico en mí. Pero parado frente a la tienda de bicicletas en Roma, con el sol apenas asomando y el aire fresco (por fin), me di cuenta de lo tranquila que puede estar Ciudad de México si sales temprano. Nuestro guía, Diego, me pasó un casco con una sonrisa como si ya hubiera visto esto mil veces. “No te preocupes,” dijo, “todos llegamos tarde alguna vez.” Las bicis estaban alineadas en la acera; la mía chirriaba un poco pero se sentía firme. Salimos solo unos pocos—sin multitudes—y pasamos por cafés dormilones donde alguien ya molía café. Ese aroma nos acompañó un par de cuadras.
Nos fuimos en zigzag por Condesa y Juárez, mientras Diego señalaba arte urbano que yo jamás habría notado solo. Paramos en el Bosque de Chapultepec, que es tan enorme que no pude ver dónde terminaba. Había corredores por todos lados y un señor mayor alimentando a las aves que nos saludó al pasar. En el Castillo de Chapultepec, Diego nos contó sobre emperadores y revoluciones—solo entendí la mitad porque me distraje con la vista de la ciudad (y tratando de no dejar caer el celular mientras tomaba fotos). El Museo Nacional de Antropología se veía enorme desde afuera; no entramos, pero Diego nos contó una historia sobre dioses aztecas que me quedó grabada todo el día.
Cuando llegamos a Paseo de la Reforma, el tráfico ya había aumentado, pero de alguna forma esquivar autos fue menos intimidante de lo que esperaba. Paramos en El Ángel para fotos—es parada obligada—y luego bajamos hasta Alameda Central, donde niños corrían tras palomas cerca del Palacio de Bellas Artes. Alguien vendía tamales en un carrito; casi caigo, pero decidí no arriesgarme a comer mientras pedaleaba (para la próxima). El Zócalo ya estaba lleno de vendedores armando sus puestos—Diego señaló las ruinas del Templo Mayor justo en medio de todo ese bullicio. Es increíble cómo lo antiguo y lo moderno chocan aquí.
No soy muy ciclista en casa, así que al final mis piernas lo sintieron, pero ¿sabes qué? Ver Ciudad de México en bici hizo que todo se sintiera más cercano—como si fueras parte de la ciudad y no solo un espectador desde la ventana de un autobús. Mis manos olían a metal por las horas que siguieron. Aún recuerdo esa brisa en Chapultepec cuando todo apenas despertaba.
El tour dura aproximadamente entre 3 y 4 horas.
El recorrido pasa por Roma, Condesa, Juárez y el Centro Histórico.
Sí, el uso de bicicleta y casco está incluido en la reserva.
No, el punto de encuentro es en el lugar designado, no hay recogida en hotel.
Se recomienda tener condición física moderada y saber andar en bici.
No, las visitas son solo exteriores, no incluyen entradas.
Llega 15 minutos antes para prepararte antes de salir.
Visitarás Casa de los Azulejos, Zócalo, Palacio de Bellas Artes, El Ángel, Chapultepec, entre otros.
Tu mañana incluye bici y casco para recorrer con un grupo pequeño y un guía local barrios como Roma y Condesa hasta llegar a sitios importantes como Chapultepec y el Zócalo—sin preocuparte por la logística ni planear la ruta.
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