Vas a subir al teleférico sobre barrios coloridos con un guía local, recorrer las calles llenas de murales e historia de Cuautepec, hacer una caminata por la reserva ecológica conocida como el “último pulmón” de la ciudad y compartir pulque fresco en una pulquería en la cima. Momentos que se quedan contigo mucho después — pequeñas muestras de cariño, vistas inesperadas.
No tenía muy claro qué esperar cuando nos subimos al teleférico en Ciudad de México. En un instante estás en pleno Centro, esquivando tráfico y vendedores ambulantes, y al siguiente estás flotando sobre un mosaico de techos — rosas, azules, de todos los colores. Nuestro guía, Luis, nos fue señalando cómo cada barrio tiene su propio estilo. Se rió cuando intenté pronunciar “Cuautepec” (definitivamente no lo logré). El aire allá arriba se sentía diferente — no exactamente fresco, pero más ligero, con ese leve aroma a tortillas de maíz que venía desde abajo.
El barrio estaba lleno de vida. Niños persiguiéndose entre casas apiladas en ángulos imposibles en las laderas, viejos Vocho pasando junto a murales pintados. Luis nos contó sobre los chichimecas y toltecas que habitaron aquí hace siglos — incluso nos mostró un lugar donde encontraron artefactos antiguos. Me gustó que no teníamos prisa; simplemente caminábamos, viendo cómo transcurría la vida diaria. Hubo un momento en que un señor mayor nos saludó desde su puerta y nos ofreció un dulce de tamarindo picante. Aún recuerdo ese pequeño gesto.
Después de un corto viaje en taxi (el conductor bromeó sobre que su clutch aguantaba un día más), llegamos al borde de la reserva ecológica — la llaman el “último pulmón” de Ciudad de México. La subida no fue tan dura, aunque mis piernas protestaron un poco cerca de la cima. Allí todo se volvió silencio, salvo el viento entre los árboles y los sonidos lejanos de la ciudad. Terminamos en una pulquería que parecía la sala de una casa — sillas desparejadas, fotos descoloridas en la pared. El pulque al principio me pareció raro. ¿Ácido y espeso? Pero tras unos sorbos (y un poco de ánimo de Luis), me empezó a gustar. Se escuchaban risas en una mesa cercana; familias compartiendo jarros como si fuera un almuerzo dominical.
No, pero hay opciones de transporte público cerca.
La caminata es corta y apta para todos los niveles de condición física.
Sí, la degustación de pulque está incluida para mayores de 18 años.
El tour recorre el barrio de Cuautepec, al norte de Ciudad de México.
El tour incluye dulces tradicionales mexicanos; pregunta a tu guía por opciones sin alcohol.
La degustación de pulque es solo para adultos mayores de 18 años, pero el resto de actividades son familiares.
Sí, disfrutarás de arte callejero impresionante por todo el barrio de Cuautepec.
Tu día incluye subir al teleférico de Ciudad de México con un guía local por barrios coloridos, explorar las calles y murales históricos de Cuautepec, caminar por la reserva ecológica conocida como el “último pulmón” de la ciudad, además de degustar pulque (para mayores de 18) en una pulquería en la cima y probar dulces tradicionales mexicanos durante el recorrido.
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