Vas directo desde Puerto de Chiquila al Aeropuerto de Cancún en un auto privado con un chofer local que se encarga de todo—desde cargar tus maletas hasta ofrecerte agua fría. Hay espacio para cochecitos o sillas de bebé, así que las familias viajan sin estrés. No es lujoso, pero sí confiable, y a veces eso es justo lo que necesitas para despedirte de México.
Apenas bajé del ferry en Puerto de Chiquila cuando vi mi nombre escrito en un cartel—me sigue haciendo gracia cómo siempre deforman mi apellido por aquí. Martín, el chofer, me saludó con la mano y me ayudó con la mochila llena de polvo (olvidé cuánto se mete la arena en esos bolsillos). Hacía un calor pegajoso, de esos que se te quedan en la piel, pero el aire acondicionado del coche ya estaba funcionando. Antes de arrancar, me ofreció una botella de agua fría—la verdad, fue casi un milagro después del viaje en ferry.
El camino hacia el Aeropuerto de Cancún es bastante directo, nada complicado ni con curvas. Pero resultó más tranquilo de lo que esperaba—ventanas cerradas, solo se escuchaba una cumbia suave en la radio de Martín y el sonido de las llantas sobre el asfalto. Me señaló un puesto de frutas a la orilla del camino donde me contó que su mamá compra mangos (“¡los mejores, señora!”). De vez en cuando se aseguraba de que estuviera cómoda—ajustando el aire o preguntando si quería parar a comprar algo. No hablamos mucho; a veces es bueno dejar que la mente viaje mientras ves campos de caña y carteles a medio terminar.
Recuerdo que pensé que hay algo muy reconfortante en tener a alguien local manejando cuando estás por salir—sobre todo porque siempre me pongo nerviosa por perder el vuelo (y siempre pasa). El coche estaba impecable, olía a un limpiador cítrico suave, y por un momento casi olvidé que estaba dejando México. En fin, el viaje pasó volando. Llegar al aeropuerto fue tan rápido que me dieron ganas de quedarme diez minutos más solo para disfrutar el silencio. Qué curioso cómo un traslado sencillo puede quedarse contigo—todavía recuerdo ese viaje cuando escucho cumbia en casa.
La ruta es directa en vehículo privado; la duración depende del tráfico, pero suele ser alrededor de 2 horas.
Sí, se ofrece agua embotellada para los pasajeros durante el viaje.
Sí, se pueden usar sillas especiales para bebés y se aceptan cochecitos.
Los animales de servicio pueden viajar a bordo durante el trayecto.
Sí, personas de cualquier condición física pueden usar este servicio cómodamente.
Sí, el servicio incluye recogida en el puerto de Puerto de Chiquila.
Sí, hay opciones de transporte público cerca de ambos extremos de la ruta.
Tu traslado incluye recogida directa en el puerto de Puerto de Chiquila en un vehículo nuevo con choferes certificados—agua embotellada de cortesía durante el camino y espacio para bebés o cochecitos si es necesario, hasta la llegada al Aeropuerto de Cancún.
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