Entra a Chichen Itzá antes que la mayoría, explora las ruinas con tu guía privado y sin prisas. Refréscate en un cenote sagrado y disfruta una comida auténtica yucateca, nada de buffet. Un paseo breve por Valladolid añade color local. Saldrás sintiendo que realmente viviste un día aquí, no solo marcaste casillas.
No esperaba que el camino de Playa del Carmen a Chichen Itzá estuviera tan tranquilo al amanecer. Nuestro guía, Martín, llegó puntual, con una sonrisa enorme y una hielera llena de bebidas frías ya sonando en el asiento trasero. Sin esperar a más gente ni hacer paradas en hoteles, solo nosotros deslizándonos por la carretera de cuota mientras la mayoría aún dormía. Recuerdo que me quedé dormido un rato y desperté justo cuando llegamos al estacionamiento: sin filas, solo el canto de los pájaros entre los árboles. Esa primera vista de El Castillo antes de que llegara la multitud fue casi mágica. Lo había visto en fotos, pero estar ahí en ese silencio matutino fue otra cosa.
Martín empezó a contar historias sobre el calendario maya y cómo las sombras se mueven sobre la pirámide; incluso señaló detalles que jamás habría notado (las cabezas de serpiente al pie de las escaleras son mucho más grandes de lo que imaginas). Se rió cuando intenté pronunciar “Kukulkán” — seguro lo hice fatal. Caminamos a nuestro ritmo, sin prisas ni que nos llevaran directo a tiendas de souvenirs (algo que agradecí mucho). El sol comenzó a calentar a media mañana, pero ya nos íbamos cuando empezaron a llegar los autobuses llenos de turistas.
Después nos fuimos a un cenote; el aire fresco me dio en la cara apenas bajamos por esas escaleras de piedra. El agua estaba tan fría que me hizo jadear, pero después de caminar por Chichen Itzá, fue justo lo que necesitaba. Había un olor a tierra húmeda, piedra caliza y raíces colgando arriba. Luego llegó la comida: cochinita pibil con tortillas recién hechas en un lugarcito que eligió Martín (nada de buffet, gracias a Dios). Todavía recuerdo ese sabor ahumado.
De regreso, paramos en Valladolid para dar un paseo rápido: casas coloridas por todos lados, niños corriendo por la plaza y viejos jugando dominó bajo un árbol. No estuvimos mucho, pero fue suficiente para sentir ese ritmo pausado de la vida yucateca antes de volver. Todo el día se sintió a nuestro paso, no al de otro, y honestamente, eso hizo toda la diferencia.
Sí, es completamente privado: solo tu grupo y el guía, sin otros invitados ni paradas en hoteles.
Sí, incluye recogida y regreso a tu hotel o casa de renta (puede haber cargos extra en algunas zonas).
Llega temprano, antes de que lleguen las multitudes y el calor intenso.
Sí, incluye un almuerzo tradicional yucateco a la carta, nada de buffet.
No, este tour no incluye paradas en tiendas ni ventas adicionales.
Sí, hay tiempo para nadar en un cenote sagrado después de visitar Chichen Itzá.
Sí, hay una parada para un paseo corto por Valladolid antes de regresar.
Hay una hielera con agua embotellada, refrescos y cerveza disponible todo el día.
Tu día incluye recogida temprano en hotel en vehículo privado con aire acondicionado, entrada y tour guiado por Chichen Itzá, impuestos incluidos, bebidas frías durante el recorrido, nado en cenote sagrado, almuerzo yucateco a la carta (sin buffet) y paseo por Valladolid antes de regresar juntos.
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