Vive la energía de la plaza de Valladolid antes de refrescarte en un cenote sagrado (sin prisa, déjate flotar un rato). Prueba tequila local con tu comida y recorre los caminos antiguos de Chichen Itzá mientras tu guía comparte historias que solo los locales conocen. También habrá espacio para momentos de calma, si los quieres.
Lo primero que recuerdo es el sonido: alguien barriendo frente a una casa amarilla en Valladolid mientras pasábamos. Nuestra guía, Ana, saludó a un señor mayor que vendía paletas en su carrito, y pensé en lo distinto que se sentía el aire aquí: lleno de sol pero sin ser pesado. Solo paramos media hora en la plaza principal de Valladolid, pero fue suficiente para ver a una pareja de novios posar junto a la fuente y oler tortillas friéndose cerca. Quise preguntarle a Ana por la iglesia (“¿San Servacio?”), pero mi español es… bueno, digamos que ella sonrió amable y me respondió en inglés.
Después llegó el cenote. El camino hacia abajo estaba fresco y húmedo bajo mis sandalias, casi resbaladizo. Dudé al borde—todos los demás simplemente se lanzaron—pero al final me deslicé al agua. Al principio estaba helada, luego se volvió como sedosa. Había un eco cuando la gente reía o chapoteaba; hacía que todo se sintiera a la vez lejano y cercano. La comida fue justo ahí, tipo buffet, y llené mi plato con cosas que ni sabía qué eran. Alguien me pasó un vasito pequeño de tequila (no soy mucho de beber), pero después de nadar supo casi dulce.
Chichen Itzá en sí se sintió más grande de lo que esperaba. La Pirámide de Kukulkán parecía casi irreal contra el cielo, como sacada de una película hasta que ves lo desgastadas que están las piedras de cerca. Nuestro grupo se dividió por idioma para que Ana nos contara historias sin tener que gritar. Señaló dónde los jugadores pasaban pelotas de goma por esos aros de piedra (aún no entiendo cómo lo hacían). Había vendedores por todos lados, gritando “¡Jaguar!” y haciendo esos silbatos de madera que imitan a los grandes felinos—la primera vez me asusté, la verdad.
Sigo pensando en ese momento bajo los árboles cerca del Templo de los Guerreros—silencio salvo por los pájaros y alguien tarareando detrás de mí. Después de la parte guiada puedes pasear por tu cuenta un rato; yo me quedé sentado viendo cómo la luz del sol se movía sobre los escalones rotos. No sé por qué eso me quedó más grabado que cualquier otra cosa.
Tendrás un tour guiado y luego tiempo libre para explorar Chichen Itzá por tu cuenta tras visitar lugares clave como El Castillo y el juego de pelota.
Incluye un almuerzo buffet mexicano si eliges la opción Todo Incluido; también hay opciones vegetarianas.
Sí, hay tiempo para nadar en un cenote sagrado exclusivo para tu grupo antes del almuerzo y la degustación de tequila.
Sí, puedes elegir recogida en hotel o punto de encuentro según lo que selecciones al reservar.
La parte guiada en Chichen Itzá se divide por idioma para que cada grupo escuche en su lengua preferida.
Sí, después del tour guiado tendrás tiempo para recorrer Chichen Itzá por tu cuenta.
La entrada está incluida si eliges la opción Todo Incluido; el impuesto se paga aparte en el sitio (no aceptan efectivo).
La parada en la plaza principal de Valladolid dura unos 30 minutos para fotos y recorrer.
Tu día incluye traslado desde el hotel o punto de encuentro, entradas a Chichen Itzá (con impuestos incluidos si eliges Todo Incluido), tours guiados divididos por idioma, acceso para nadar en un cenote sagrado con instalaciones completas como baños y vestidores, almuerzo buffet mexicano con opciones vegetarianas (salvo si eliges estándar), degustación de tequila en el cenote, además de tiempo para pasear por la plaza principal de Valladolid y las ruinas antes de regresar cansado y probablemente aún mojado de la natación.
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