Recorrerás senderos antiguos en Chichen Itzá con un grupo pequeño y guía local, luego te refrescarás nadando en un cenote y compartirás un almuerzo típico. En Valladolid, sus calles coloridas y plazas tranquilas te invitan a vivir el momento, no solo a ver lugares. Esta excursión te deja más que fotos.
Casi pierdo la van porque tuve que regresar por mis gafas de sol — y vaya que las necesitas en Yucatán. Nuestra guía, Ana, no parecía preocupada. Sonrió y dijo que recuperaríamos el tiempo en el camino a Chichen Itzá. Me senté junto a una pareja de Mérida que me contó su taquería favorita (la anoté, pero perdí la nota rápido). El viaje fue más largo de lo que esperaba, pero había una emoción tranquila mientras nos acercábamos. Se sentía el calor de los campos incluso con las ventanas cerradas.
Caminar por Chichen Itzá fue como entrar en la memoria de otro tiempo. Ana señalaba detalles pequeños — como que si aplaudes cerca de El Castillo, el eco te responde de forma extraña. Los niños corrían jugando a ser guerreros antiguos (o simplemente quemando energía). Tocaba las paredes de piedra, esperando que estuvieran tibias por tantos siglos de sol. La palabra clave aquí es “excursión Chichen Itzá”, pero no es solo una parada más. Hay algo denso en el aire — historia o humedad, tal vez ambos.
Después fuimos a un cenote cuyo nombre no puedo pronunciar (Ana trató de enseñarnos; Li se rió cuando lo arruiné). El agua estaba tan fría que me dolían los dientes, pero me despertó después de tanto sol. La comida fue sencilla — pollo con salsa verde brillante y tortillas con sabor ahumado, como recién hechas en la cocina de una abuela. Compartimos historias mientras nos secábamos con toallas ásperas.
Valladolid fue la sorpresa. Los colores son casi exagerados — rosas y amarillos que no se apagan ni con nubes. Viejos jugaban dominó en la plaza y una señora vendía bolsitas de pepitas de calabaza dulces (compré para después, pero me las acabé antes de irnos). Nadie tenía prisa; Ana nos dejó pasear todo lo que quisimos antes de regresar a Tulum, ya con un silencio tranquilo salvo por algunos ronquidos atrás. Aún recuerdo ese silencio fresco dentro del cenote.
La excursión dura todo el día, incluyendo el traslado desde Tulum, la visita a Chichen Itzá, el baño en cenote, el almuerzo y la parada en Valladolid.
Sí, el traslado desde y hacia tu hotel en Tulum está incluido en la reserva.
Todos los accesos a Chichen Itzá y al cenote están cubiertos en el precio del tour.
Lleva toalla, traje de baño, sandalias o calzado cómodo, una camiseta extra, sombrero o paraguas para el sol, gafas de sol, cámara y algo de efectivo para vendedores locales.
Incluye un almuerzo tradicional, además de snacks y bebidas durante todo el día.
Los grupos son pequeños, de 2 a 6 personas para mayor comodidad y seguridad.
Hay asientos especiales para bebés bajo petición; indícalo al reservar si lo necesitas.
Es apta para todos, aunque implica caminar en zonas arqueológicas y nadar si quieres.
Tu día incluye traslado desde y hacia tu hotel en Tulum, entradas a Chichen Itzá y un cenote local, guía experto en cada parada, snacks y bebidas, y un almuerzo tradicional antes de regresar cómodo por la tarde.
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