Sentirás la emoción de pescar dorados o marlines en mar abierto con una tripulación local relajada que te guía en cada paso. Risas, tacos frescos en cubierta, momentos tranquilos viendo pelícanos pasar, todo el equipo listo para ti — además de comida, bebidas, cebo vivo y licencias para que solo te enfoques en disfrutar la energía salvaje de Cabo.
Lo primero que recuerdo fue el golpe del aire salado al pisar el muelle — olía a bloqueador y diesel, pero sobre todo a mañana fresca. Nuestro capitán nos sonrió, ya con la piel quemada por el sol, y me pasó un café con un toque de canela. No sé si era nervios o emoción, pero me temblaban un poco las manos cuando agarré la caña por primera vez. El barco (nos tocó el “Reel Tequila”, que hizo reír a todos) se alejó del Arco de Cabo y de repente Cabo San Lucas quedó atrás, pequeño y lejano. Al principio es un ruido constante — gaviotas, motores, la playlist de alguien — pero luego solo flotas rodeado de azul por todos lados.
El guía me enseñó a poner el cebo (“sin apretar mucho o los espantas”), y entonces tocó esperar. El sol empezó a calentar fuerte a media mañana y juraría que olí tortillas asándose en otro barco cercano. Cuando algo jaló mi línea con fuerza, todos gritamos a la vez en español e inglés. No pesqué un marlin (mi amigo sí, qué presumido), pero sacar un dorado fue como luchar contra un arcoíris en el mar. El almuerzo fueron tacos y cerveza fría en la cubierta; sencillo pero perfecto después de tanto esfuerzo. La tripulación no paraba de bromear sobre quién había pescado el pez más feo (yo gané ese premio), y realmente se sentía como estar con amigos en una salida, no como clientes.
Me sigue viniendo a la mente el silencio que a veces caía — solo el chapoteo del agua contra el casco y pelícanos volando tan cerca que podías ver sus ojos. De regreso a Cabo, el capitán señaló un león marino tirado en una boya como si fuera el dueño del lugar. Llegamos a la marina cansados y con la piel salada, los brazos adoloridos de esa manera buena que da el trabajo o la diversión de verdad. Si buscas una pesca privada en Cabo que sea relajada y llena de sorpresas, esta es la indicada. No todo salió perfecto (enredé mi línea dos veces), pero justo eso la hizo inolvidable.
Sí, el tour incluye almuerzo, snacks, agua embotellada, refrescos y cervezas a bordo.
Podrás pescar marlin, dorado (mahi-mahi), wahoo, amberjack, pargo, mero, bonita, pez vela y más, según la temporada.
No hace falta traer nada; la tripulación provee cañas, cebo vivo, licencias y todo el equipo.
¡Claro! La tripulación te ayuda desde poner el cebo hasta sacar la pesca; no necesitas experiencia.
Sí, tendrás agua embotellada, refrescos y cervezas durante todo el recorrido.
No se especifica el tiempo exacto, pero son varias horas en el mar, con tiempo para almorzar y pescar en varios puntos.
No se menciona traslado; el punto de encuentro es directamente en el muelle con el capitán.
Sí, los niños pueden unirse, aunque los bebés deben ir en brazos de un adulto; no se recomienda para embarazadas o personas con problemas cardíacos.
Tu día incluye un barco privado con capitán y tripulación expertos que te apoyan en todo momento; todas las licencias de pesca; cebo vivo; uso de cañas y equipo; almuerzo a bordo con snacks; abundante agua embotellada, refrescos y cervezas para que nunca te falte nada mientras pescas en Cabo San Lucas y regresas al puerto con sabor a mar y recuerdos inolvidables.
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