Escapa del ajetreo de Marrakech y vive la auténtica vida en la montaña: conoce a los bereberes, descubre cómo se hace el aceite de argán a mano, camina hasta las cascadas con un guía cercano y relájate junto a los ríos frescos de Setti Fatma. Esta excursión de un día combina cultura, paisajes y momentos genuinos que no encontrarás en la ciudad.
Dejando atrás el bullicio de Marrakech, el ruido de la ciudad se desvaneció rápido mientras subíamos por las faldas del Atlas. El aire se sentía más fresco, casi crujiente, incluso en plena primavera. Nuestro conductor nos llevó por curvas estrechas donde se veían pequeños pueblos aferrados a las laderas. Los niños saludaban al pasar y de vez en cuando, algún burro con su carreta avanzaba despacio al borde del camino. Es imposible no quedarse mirando por la ventana todo el rato; siempre hay algo nuevo: un campo de flores silvestres, un pastor con su rebaño o ese fondo interminable de montañas.
Setti Fatma fue nuestra parada principal en el Valle de Ourika. Allí se escucha el suave sonido del agua por todas partes: arroyos que pasan junto a los cafés, gente lavando hierbabuena para el té al borde del río. Visitamos una cooperativa de aceite de argán gestionada por mujeres, escondida en una calle secundaria. Ver cómo parten esas duras nueces a mano es impresionante; puedes oler las semillas tostadas antes de entrar. La guía nos explicó que cada botella requiere horas de trabajo, lo que hace que aprecies cada gota.
La caminata hasta las cascadas no es muy dura si vas despacio (yo llevé zapatillas y menos mal). Nuestro guía local señalaba hierbas silvestres entre las piedras y contaba historias sobre las tradiciones bereberes durante el camino. En un momento paramos en una caseta pequeña a tomar zumo de naranja recién hecho, que sabía más dulce que cualquiera que haya probado en Marrakech. Después de sacar fotos junto a las cascadas (cuidado con las piedras mojadas), tuvimos tiempo para relajarnos en un café junto al río, con los pies casi tocando el agua y un tagine burbujeando cerca. De regreso, todos íbamos en silencio, disfrutando cada instante.
¡Sí! La caminata a las cascadas es opcional y flexible; puedes quedarte en un café junto al río si prefieres no caminar. La mayoría de las edades lo disfrutan sin problema.
Lo mejor son zapatos cómodos (los senderos pueden ser rocosos). Lleva protección solar y quizá una chaqueta ligera, porque en la montaña hace más fresco que en Marrakech.
Claro que sí. Verás cómo lo hacen y podrás comprar productos frescos de argán directamente en el lugar.
Incluye transporte desde Marrakech (ida y vuelta), agua embotellada, todas las entradas, brunch en un lugar local y una caminata guiada opcional por los Montes Atlas. Solo trae tu curiosidad... y la cámara.
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