Deja Marrakech atrás para una tarde en el desierto rocoso: paseo en camello al atardecer, té de menta dulce, piscina si te apetece, y luego cena y música bereber junto a una fogata bajo el cielo abierto. No es lujoso, pero es auténtico—buena comida, risas y ese silencio especial que solo el desierto tiene.
No me imaginaba lo rápido que se puede dejar atrás el bullicio de Marrakech — apenas 40 minutos y el ruido de la ciudad se desvanece, el aire cambia y huele distinto. Nuestro conductor nos recogió directamente en el riad (la verdad, me alivió no tener que lidiar con taxis) y partimos con algunos viajeros más. El paisaje cambió rápido — los edificios dieron paso a terrenos rocosos con arbustos dispersos y algún que otro burro con carreta. No podía creer que todo eso estuviera tan cerca de la ciudad.
Youssef, nuestro guía, tenía una manera muy natural de hacer todo sencillo — nos ofreció té de menta nada más llegar al campamento. Los camellos ya nos esperaban (el mío se llamaba “Bob”, sin razón alguna), y aunque estaba nervioso, también sentía una emoción extraña. No es obligatorio montar en camello; uno de los chicos del grupo prefirió quedarse paseando y tomando fotos. Cabalgar con el aire seco y el sol bajando era casi irreal — hay una calma allá afuera que no encuentras en la ciudad. Al bajarme, mis piernas temblaban, pero Youssef se rió y me dijo que ya caminaba como un verdadero nómada.
Después tuvimos tiempo para nadar — sí, ¡hay una piscina en medio de todo ese polvo! Eso no me lo esperaba para nada. La cena fue sencilla pero deliciosa: primero una sopa de verduras con aroma a comino, luego un tajín de pollo con zanahorias y patatas suaves. También tenían opciones veganas, que mi amiga agradeció mucho. Lo mejor fue sentarnos alrededor de la fogata al caer la noche mientras músicos locales tocaban canciones bereberes. Uno de ellos intentó enseñarnos un ritmo de palmas — yo era un desastre, pero al final todos nos reímos juntos.
El regreso se sintió diferente; quizá por estar llenos o cansados, o por algo más. En la furgoneta había un silencio donde aún resonaban esos tambores en mi cabeza. No dejo de pensar en ese último rayo de sol sobre las rocas antes de que oscureciera — sabes cuando ves algo simple pero se queda contigo? Así que sí, si buscas una excursión desde Marrakech que no sea solo para tachar casillas, esta me sorprendió.
Está a unos 40 minutos en coche desde el centro de Marrakech hasta el campamento.
Sí, la recogida desde tu alojamiento (o punto cercano accesible en coche) está incluida.
Sí, montar en camello es opcional; puedes quedarte relajando en el campamento.
Sí, hay opciones veganas y vegetarianas para la cena si las pides con antelación.
La recogida comienza alrededor de las 15:30; el regreso a Marrakech es sobre las 22:00.
Sí, el campamento cuenta con baños y facilidades accesibles.
La excursión es accesible para silla de ruedas y apta para todos los niveles; los bebés pueden participar con asientos especiales.
Incluye transporte ida y vuelta desde Marrakech, paseo en camello opcional, cena con bebidas, té de menta con dulces, y espectáculo de música bereber junto a la fogata.
Tu tarde incluye transporte ida y vuelta desde Marrakech con recogida en tu alojamiento o punto cercano; paseo en camello opcional guiado por locales; acceso a piscina en el campamento; cena tradicional marroquí (con opciones veganas o sin gluten bajo petición); té de menta dulce al llegar; y música bereber en vivo junto a la fogata antes de regresar por la noche.
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