Deja atrás Marrakech para una tarde de aventura en quad por el desierto pedregoso de Agafay, luego monta un dromedario mientras el sol se pone sobre un mar de rocas. Por la noche, disfruta una cena marroquí bajo tienda con música en vivo y un espectáculo de fuego que te dejará recuerdos para siempre.
Lo primero que noté fue cómo Marrakech se iba quedando atrás: un momento estás entre bocinas y pañuelos de colores, y al siguiente solo queda tierra abierta y ese paisaje seco y pedregoso que llaman el desierto de Agafay. Nuestro conductor (creo que se llamaba Youssef) casi no habló, pero sonreía cada vez que pasábamos un bache. Cuando llegamos, los quads ya estaban alineados, con polvo pegado a los asientos. Nunca había manejado uno y pensé que me pondría nervioso, pero en cuanto seguimos al guía por esas colinas ásperas, sentí una libertad increíble. Mi prima casi nos vuelca en un momento (ella culpa a una piedra), pero terminamos riéndonos tanto que acabé con arena entre los dientes.
El sol empezó a bajar cuando cambiamos los quads por dromedarios. Montar en camello tiene algo que te hace sentir a la vez ridículo y en paz; me deslizaba hacia adelante y Hamid, nuestro cuidador, no paraba de gritar “¡balek!” cada vez que parecía que íbamos a caernos. El aire olía a té de menta y tierra seca. Intenté sacar una foto, pero la luz cambiaba tan rápido que al final solo me quedé mirando cómo los colores se movían sobre esas piedras infinitas. No esperaba disfrutar tanto ese momento.
Al caer la noche llegamos a un gran campamento, creo que se llama La Rosa Agafay, con faroles colgando y música que se escapaba entre las telas. La cena llegó en varias etapas: cuscús, tajín con albaricoques (aún sueño con esa salsa), pan plano calentito que casi te quemaba las manos. Músicos locales tocaban algo que sonaba a mitad de jazz y mitad canciones bereberes antiguas; la gente aplaudía aunque no entendieran el ritmo. Luego vino el show de fuego, alucinante lo cerca que estaban los artistas de las llamas. En un momento me pasaron un té y todo se volvió lento y dorado. Salimos tarde, cansados pero felices, sabiendo que dormiríamos como nunca.
El paseo en quad dura aproximadamente 40 minutos por el terreno del desierto de Agafay.
Sí, el tour incluye recogida y regreso al hotel en Marrakech.
La cena incluye platos tradicionales marroquíes como cuscús y tajín servidos en tres tiempos.
El paseo en camello dura unos 20 minutos al atardecer.
Sí, hay música en vivo y un espectáculo de fuego durante la cena.
Durante la cena se incluye café o té.
Sí, el transporte y todas las áreas son accesibles para sillas de ruedas.
Los bebés y niños pequeños pueden unirse; se permiten cochecitos y carriolas.
Tu noche incluye recogida en hotel de Marrakech en vehículo con aire acondicionado, un paseo en quad doble de 40 minutos por el desierto de Agafay (si eliges esa opción), seguido de un paseo en dromedario de 20 minutos al atardecer. Luego descansarás en La Rosa Agafay con una cena marroquí de tres tiempos con platos locales, café o té, música en vivo y un show de fuego antes de regresar a la ciudad.
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