Sentirás cómo Marrakech cambia bajo tus ruedas mientras recorres el Guéliz art déco, jardines ocultos de la medina y los tranquilos senderos de la palmeraie con un guía local. Historias inesperadas, la vida real y muchas risas te esperan — además, cascos, agua y equipo para la lluvia están incluidos.
Para ser sincera, casi me echo atrás cuando me di cuenta de que mis gafas de sol seguían en las escaleras del riad, pero el conductor del sidecar solo sonrió y me pasó un par extra que llevaba en su mochila. Así empezó todo el paseo de tres horas: sin complicaciones, dejándonos llevar. La ciudad se sentía distinta desde ese asiento bajo, con el viento en la cara y el aroma del té de menta saliendo de una cafetería mientras pasábamos. Nuestro guía, Youssef, saludó a un hombre que llevaba en la cabeza lo que parecían veinte baguettes. “Cada mañana,” dijo, como si fuera lo más normal del mundo.
Empezamos en Guéliz, que no es lo que imaginaba cuando pensaba en Marrakech: edificios art déco con pintura pastel desgastada, un cine antiguo que ahora solo alberga palomas y rayos de sol entrando por ventanas rotas. Youssef nos señaló el primer hotel construido aquí (¡1918!) y contó cómo su abuelo se colaba en el vestíbulo cuando era niño. En una esquina había una relojería que olía a aceite y metal; me asomé al cristal un momento antes de seguir. La palabra clave aquí es tour privado en sidecar Marrakech, pero en realidad se sentía más como entrar en recuerdos que hacer un “tour”.
La medina era un caos encantador: niños persiguiéndose entre carros llenos de naranjas, mujeres regateando telas en el mercado de pulgas Bad El Khemiss. Nos metimos en un jardín escondido tras lo que parecía una puerta de madera cualquiera (aún recuerdo ese silencio verde y fresco después de tanto ruido). En un momento, la correa de mi casco se enredó en mi pelo y Youssef intentó ayudar sin reírse, pero no pudo evitarlo. Nos habló de las khettaras — esos antiguos túneles de riego bajo la palmeraie — mientras salíamos a donde las palmeras de dátiles proyectan largas sombras sobre caminos polvorientos. Es increíble pensar que esto fue un oasis que alimentaba toda la región.
Las tres horas pasaron volando. Tenía los zapatos llenos de polvo, el pelo hecho un desastre, pero algo de ver Marrakech desde un sidecar — ni dentro ni fuera — se quedó conmigo mucho más que cualquier postal.
Sí, niños desde 2 años pueden participar si van acompañados por un adulto en el sidecar hasta los 12 años.
Máximo 2 pasajeros por sidecar (incluyendo bebés o niños).
No se menciona recogida; consulta directamente al reservar.
Sí, todos los pasajeros reciben cascos con redes desechables para el cabello.
El tour se realiza con cualquier clima; se facilita equipo para la lluvia si es necesario.
Sí, todas las zonas y superficies son accesibles; avisa al reservar.
Ropa cómoda está bien; lleva gafas de sol y calzado cerrado.
Incluye agua embotellada; no se mencionan comidas.
Tu paseo incluye cascos (con redes desechables para el cabello), agua embotellada para refrescarte bajo el sol del norte de África, comentarios en vivo de tu guía-conductor local en cada curva y hasta equipo para la lluvia si aparece alguna nube. Todo listo para que solo te relajes y disfrutes.
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