Recorre las montañas del Rif desde Fez hasta Chefchaouen con un guía local, pasea por callejones azules llenos de tiendas y gatos, toma té de menta en la Plaza Uta el-Hammam y sube a la torre de la kasbah para vistas que recordarás semanas después.
Lo primero que me llamó la atención fue el color: Chefchaouen es realmente azul. Y no es un solo tono; algunas paredes parecen violetas con la luz de la mañana, otras tienen un azul desgastado como un vaquero viejo. Salimos temprano de Fez (apenas probé el desayuno del hotel) y tras un par de horas recorriendo las curvas de las montañas del Rif —tan movidas que casi se me sale el café— finalmente apareció la ciudad bajando por la ladera. Nuestro conductor, Youssef, nos señaló el Barrage Sidi Chahed en el camino. Dijo que los locales vienen aquí a hacer picnic cuando hace calor. Entendí por qué: el agua parecía un espejo entre tanto terreno seco.
Entrar en la medina de Chefchaouen fue como meterse en un cuadro que alguien dejó al sol. El aire olía a jabón y a naranjas de las tiendas abiertas. Un gato se coló entre mis pies mientras nuestra guía, Fatima, nos llevaba por callejones empedrados llenos de babuchas de cuero y mantas tejidas. Conocía a todo el mundo, parándose a charlar en árabe o español (capté tres palabras, nada más). En la Plaza Uta el-Hammam nos sentamos bajo un olivo viejo y vimos a los ancianos jugar a las cartas junto al muro rojo de la kasbah. Mi té de menta estaba tan dulce que me dolían los dientes, pero la verdad, no me importó.
El museo de la kasbah me sorprendió: dentro de esos muros gruesos se estaba fresco y tranquilo, con pequeños cantos de pájaros que llegaban del jardín. Hay una galería pequeñita con cuadros de artistas locales; uno tenía una puerta azul igual a la que había fotografiado antes. Desde la torre se ven los tejados apilados como piezas de puzzle sobre la medina, algunos remendados con chapa o con ropa ondeando al viento. Me apoyé en la piedra un rato más de lo que quería, intentando guardar esa vista en la memoria antes de bajar.
La excursión dura unas 12 horas, incluyendo el viaje entre Fez y Chefchaouen.
Sí, se incluye la recogida en tu alojamiento en Fez.
Visitarás la medina de Chefchaouen, la Plaza Uta el-Hammam y el Museo de la Kasbah.
Sí, un guía local te acompaña en Chefchaouen.
Se utiliza un minibús o minivan con aire acondicionado.
No incluye comidas, pero tendrás tiempo libre para comer en cafés o restaurantes locales.
Los niños son bienvenidos si van acompañados por un adulto; hay tarifas infantiles al compartir con al menos un adulto pagante.
La carretera de montaña es segura, aunque puede ser algo movida, especialmente si vas sentado atrás.
Tu día incluye recogida en hotel en Fez, transporte ida y vuelta en minibús o minivan con aire acondicionado y conductor profesional, paseo guiado por la medina de Chefchaouen y entrada al museo de la kasbah antes de regresar por la tarde.
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