Si quieres descubrir Agadir más allá de sus playas, este tour en buggy es perfecto. Conducirás por dunas de verdad junto al mar, conocerás gente local, disfrutarás de un té de menta en ruta y sentirás esa mezcla de libertad y aventura que no se consigue solo con estar en la piscina.
El aire de la mañana en Agadir estaba fresco mientras esperábamos fuera del hotel el minibús, puntual a las 8:30. La ciudad despertaba poco a poco, con las persianas de las tiendas abriéndose y el aroma a pan recién hecho saliendo de una panadería cercana. Nuestro conductor nos saludó con una sonrisa y un gesto rápido antes de arrancar hacia las afueras, rumbo al sur, hacia Tifnit.
Al llegar al campamento base, se escuchía un zumbido de motores y se respiraba una mezcla de nervios y emoción. Los guías repartieron cascos y gafas; las mías aún tenían un poco de arena en la correa de la excursión anterior. Tras una breve charla sobre seguridad (sin complicaciones), elegimos nuestros buggies. Nunca había conducido uno, pero tras unos minutos al volante, resultó más sencillo de lo que esperaba.
El primer tramo nos llevó por senderos arenosos bordeados de tomillo silvestre y pequeñas flores moradas asomando entre las dunas. Se podía saborear la sal en la brisa al acercarnos al mar. En un momento, nuestro guía Youssef nos hizo parar para sacar fotos: desde allí arriba, el Atlántico parecía infinito, con olas rompiendo y ese murmullo constante que solo se siente cerca de la costa.
A mitad del recorrido, hicimos una parada en la cabaña de un viejo pescador para tomar té de menta. Los vasos estaban calientes y el té lo suficientemente dulce para olvidar cualquier polvo en la boca. Incluso había un vendedor local con un carrito azul desgastado que nos ofreció cacahuetes gratis mientras nos contaba historias de su infancia en la zona.
El tramo final fue pura diversión: subiendo y bajando dunas suaves, con arena volando por todos lados y risas detrás de nosotros. Las dos horas pasaron volando. Al regresar al campamento, tenía los zapatos llenos de arena, pero no podía dejar de sonreír. El minibús nos esperaba para llevarnos de vuelta, cansados pero felices.
¡Para nada! La mayoría son principiantes y los guías explican todo claramente antes de empezar a conducir.
Ropa cómoda que no te importe que se ensucie de arena. Lo mejor son zapatos cerrados y unas gafas de sol.
Sí, los niños pueden ir acompañando a adultos en buggy o quad. Solo avísanos sus edades al reservar.
La conducción dura unas dos horas; con traslados y pausas, el total suele ser unas tres horas y media.
El traslado de ida y vuelta desde tu hotel está incluido, sin necesidad de taxi extra. Recibirás todo el equipo de seguridad (casco y gafas) y conducirás durante dos horas un buggy o quad, siempre acompañado por un guía experimentado. También hay una parada para fotos y un descanso para tomar té de menta tradicional en las dunas.
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