Pedalearás por calles tranquilas en bicis recuperadas, probarás snacks de puestos con historia en Nakano y Koenji, compartirás almuerzo con locales y seguirás senderos junto al río que casi nadie conoce. Prepárate para sorpresas pequeñas y el ritmo auténtico del barrio — ese que se queda contigo cuando te vas.
Lo primero que noté fue un chirrido — no muy fuerte, solo ese pequeño recordatorio de que mi bici “mamachari” había recorrido más Tokio del que yo probablemente vería en toda mi vida. Nuestra guía, Yuki, me pasó una bebida de una máquina expendedora (aquí hay millones), y arrancamos zigzagueando por las calles escondidas de Nakano. El aire olía a pollo a la parrilla desde algún lugar cercano, y traté de no tambalearme mientras esquivábamos a un señor mayor paseando a su perrito, que nos miró como si nos hubiera visto mil veces antes.
No esperaba reírme tanto por el tema del aparcamiento de bicis. Tienen todo un sistema — ranuras y palancas — y Yuki nos lo explicó mientras una vecina con sombrero de sol nos observaba divertida. Pedaleamos un rato junto al río Zenpukuji; algunos pétalos de sakura caían sobre mi manillar aunque no era temporada alta. En un momento paramos para probar unas frituras de un vendedor que lleva ahí toda la vida. Lo que comí estaba crujiente por fuera y tierno por dentro (nunca logré recordar el nombre — Li se rió cuando intenté decirlo en japonés). Y luego el almuerzo: apretados con oficinistas en un pequeño local de Koenji, todos sorbiendo fideos tan rápido que apenas podías pensar.
La verdad, recorrer estos barrios en bici no se parecía en nada a la Tokio que me imaginaba. Nada de grandes atracciones ni multitudes — solo gente viviendo su día a día, música saliendo de tiendas de discos, alguien barriendo la entrada de su casa. Al final mis piernas estaban cansadas (son unos 12 km en total), pero sigo recordando esa luz suave del río y lo fácil que fue sentirme parte de todo por unas horas. Si buscas los típicos sitios turísticos, esto no es para ti — pero si quieres ver cómo respira Tokio en su día a día, pues... lo haría otra vez mañana mismo.
El recorrido dura entre 3.5 y 4 horas, según el ritmo del grupo y las condiciones.
El recorrido pasa por Nakano, Koenji y Asagaya, en el oeste de Tokio.
Sí, incluye un almuerzo sencillo al estilo “salaryman” en un local popular del barrio.
Debes sentirte cómodo montando bici en calles urbanas estrechas o concurridas.
Se usan bicicletas “mamachari” recuperadas, con canasto delantero.
Sí, se pueden proporcionar cascos para todos los participantes si los solicitan.
Durante el paseo probarás dos snacks japoneses de vendedores tradicionales del barrio.
Si llueve, se entregan ponchos básicos y el tour suele continuar con normalidad.
Tu día incluye el uso de una bicicleta japonesa “mamachari” (con canasto), dos snacks callejeros de vendedores con historia en la ruta, seguro de responsabilidad civil durante el paseo, todos los gastos de aparcamiento para la bici, bebida a elegir de las infinitas máquinas expendedoras de Japón, además de un almuerzo sencillo en un local concurrido del barrio — todo guiado por un local que habla inglés y finalizando donde comenzaste.
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