Te vestirás con armadura samurái real en el Museo Samurai de Tokio, aprenderás lo básico de la katana con un guía local y practicarás movimientos junto a otros viajeros. Posarás con el equipo completo frente a fondos impresionantes y probarás armas ninja. Es una experiencia práctica, a veces torpe, pero llena de momentos que recordarás mucho tiempo después.
Para ser sincero, me apunté a la experiencia de la espada samurái en el Museo Samurai de Tokio más por curiosidad (y quizá para darle un poco de vergüenza a mi hijo adolescente). Pero cuando me entregaron el hakama y me ayudaron a atarlo bien, algo cambió. La tela pesaba más de lo que esperaba, como si te anclara al suelo. En el vestuario se sentía un leve aroma a madera antigua y cera — no desagradable, sino serio. Nuestro guía, Kenji-san, mantuvo el ambiente relajado. Sonrió ante mi torpe reverencia y dijo: “Todo samurái empieza por algún lado”.
Aprendimos a sujetar la katana correctamente (más difícil de lo que parece), parados junto a otros viajeros de Francia y Corea. Kenji-san nos mostró un movimiento básico de kata — primero lento, luego más rápido — y todos intentamos imitarlo. No fui nada elegante, pero a nadie le importó; esa torpeza compartida hizo que fuera divertido. Mi hijo no paraba de susurrar “No la dejes caer” cada vez que levantaba la espada. En un momento, la correa del casco de alguien se soltó y todos nos reímos, menos el que lo llevaba (que luego también se rió).
Después de practicar, nos pusimos la armadura completa — sorprendentemente ajustada en los hombros — y fuimos turnándonos para posar frente a fondos dramáticos que parecían sacados de una película antigua. Sostener la katana para las fotos me dio una sensación extraña de poder; me sorprendí a mí mismo erguido sin darme cuenta. Al final hubo una breve demo de armas ninja, que nadie esperaba pero que todos disfrutamos (mi puntería con la estrella arrojadiza es pésima). Todo duró unos 75 minutos, pero honestamente se sintió a la vez más largo y más corto.
Sigo pensando en esa sensación de calzar los zapatos — o mejor dicho, las sandalias — de otro por una tarde. Si buscas una experiencia en Tokio que vaya más allá de mirar detrás de vitrinas, esta clase de espada samurái vale mucho la pena. Aunque no te guste la historia o las artes marciales, hay algo en sostener ese peso en las manos que no se olvida.
No, no se permite la entrada a menores de 6 años.
La experiencia completa dura alrededor de 75 minutos.
Sí, usarás armadura y casco tradicional como parte del tour.
El máximo por sesión es de 16 personas.
Sí, tanto el transporte como el lugar son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, hay opciones de transporte público muy cerca del museo.
No, no se requiere experiencia; está abierto a principiantes.
Tu sesión incluye vestirte con un hakama tradicional más armadura y casco samurái completos; una clase práctica de katana guiada por un instructor local; tiempo para posar con espadas frente a fondos temáticos; y una breve prueba de armas ninja antes de terminar.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?