Descubre el lado más tranquilo de Japón mientras navegas por las frías aguas del lago Ashi, vuelas sobre valles humeantes en el teleférico de Hakone, pruebas los famosos huevos negros de Owakudani y recorres pueblos serenos cerca del Monte Fuji, todo con un guía privado que adapta el día a tus deseos.
Confieso que no tenía muy claro qué esperar de un tour “personalizado” por el Monte Fuji y Hakone; a veces eso solo significa que te llevan a sitios muy turísticos y te apuran. Pero nuestro guía (Kenji, que llevaba una gorra de béisbol desgastada y conocía todos los atajos) nos preguntó qué queríamos ver antes de salir de Tokio. Mi pareja quería ver lagos; yo tenía curiosidad por las aguas sulfurosas que había visto en fotos. Nos acomodamos en su furgoneta mientras la ciudad quedaba atrás y aparecían esas nubes bajas que siempre rondan el Fuji.
El primer momento que me impactó fue al bajar en el lago Ashinoko: el aire tenía un olor frío y mineral, y el agua mostraba pequeñas ondas. Un par de señores mayores pescaban en el muelle, en silencio. Kenji nos contó que en días despejados se puede ver el Monte Fuji reflejado en el lago (“Sakasa Fuji”), pero hoy estaba medio cubierto, igual de hermoso con ese aire melancólico. De todas formas, hicimos el paseo en barco pirata; el viento en la cara, risas de niños detrás, y de repente apareció la puerta torii roja entre la niebla. Es más grande de lo que parece en las fotos.
Después fuimos a Owakudani, un valle que huele a huevos cocidos y fósforos (azufre por todos lados). El teleférico vale la pena solo por las vistas; se ve el vapor saliendo de grietas en la tierra, y si tienes suerte (nosotros no), el Fuji asoma detrás. Kenji nos dio kuro-tamago, esos huevos negros cocidos ahí mismo, y nos dijo que comer uno te añade siete años de vida. Yo me comí dos por si acaso. La cáscara mancha un poco los dedos, pero saben como huevos normales… quizás con un toque ahumado, difícil de describir.
También visitamos Oshino Hakkai, un pueblito con estanques tan claros que se ven todas las piedras del fondo, y carpas koi que nadan tranquilas bajo puentes de madera. Había mujeres vendiendo mochi a la parrilla en la carretera; compré uno recién hecho y casi me quemo la lengua de la ansia. La verdad, podría haberme quedado una hora más solo viendo la vida pasar allí.
El tour dura 10 horas desde la recogida hasta el regreso.
Sí, incluye recogida y regreso al hotel; solo tienes que dar tu dirección al reservar.
Sí, puedes añadir o saltarte paradas según tus intereses dentro del itinerario sugerido.
Todos los precios y tasas están incluidos en el precio que pagas.
El tour es accesible para sillas de ruedas y apto para todos los niveles físicos; también hay asientos para bebés.
Podrás ver vapores volcánicos y probar los kuro-tamago (huevos negros) cocidos en aguas sulfurosas.
No incluye almuerzo fijo, pero hay muchas opciones para comprar snacks o comidas locales durante el recorrido.
Depende del clima; a veces las nubes cubren total o parcialmente el Fuji, aunque el resto del paisaje esté despejado.
Tu día incluye transporte privado con recogida y regreso en cualquier punto de Tokio o alrededores, todas las entradas a cada parada (como el crucero por el lago Ashi o el teleférico), aire acondicionado todo el tiempo, Wi-Fi a bordo si lo necesitas, y un guía local flexible que adapta la ruta según tus gustos—sin que tengas que preocuparte por entradas o logística.
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