Si buscas un día tranquilo explorando el Monte Fuji sin preocuparte por trenes o multitudes, este tour privado es ideal. Tendrás consejos locales, horarios flexibles y momentos auténticos—como pasear en lancha rápida en el Lago Kawaguchi o probar los fideos houtou—además de espacio para tu grupo y equipaje.
El día empezó temprano, con nuestro conductor esperándonos justo afuera del hotel—sin prisas por trenes ni cargar maletas. La furgoneta era amplia, incluso con todas nuestras mochilas y el carrito de bebé guardados. Solo nos quedaba relajarnos y ver cómo la ciudad se transformaba en colinas verdes mientras nos dirigíamos hacia Yamanashi. Recuerdo que bajé un poco la ventana—el aire olía diferente, más fresco, casi a tierra mojada al acercarnos al Monte Fuji.
Primera parada: Lago Kawaguchi. El agua estaba tan tranquila esa mañana que se reflejaba el Monte Fuji casi perfecto—salvo por algunos patos nadando. Nuestro guía nos sugirió probar el paseo en lancha rápida, y la verdad me dio un poco de nervios. Pero una vez en marcha, fue pura diversión. El viento nos azotaba y las risas resonaban por todo el lago. Si reservas con anticipación, no hay que hacer fila—simplemente subes y listo. El operador local, Fujimi Marine, hizo que todo fuera muy sencillo.
Luego tocó el teleférico panorámico del Monte Fuji. El viaje en góndola dura solo unos minutos, pero la vista desde arriba es impresionante. Se ven barquitos diminutos en el lago y hasta el límite del pueblo. Si te animas, hay un sendero que baja por el bosque y tarda unos 40 minutos. Nosotros fuimos despacio, parando para escuchar los pájaros y admirar las flores silvestres en el camino.
La hora de comer fue perfecta para probar el “houtou”, un plato de fideos típico de la zona. Viene en una olla grande y caliente con fideos gruesos y un montón de verduras—calabaza, champiñones, hojas verdes. El caldo es intenso y tiene un toque dulce gracias al miso. Es de esos platos que te calientan por dentro, ideal si hace un poco de frío.
Por la tarde visitamos The Healing Village. Está escondido tras unos árboles—nada ostentoso, solo un lugar tranquilo. Hay jardines para pasear y aguas termales donde puedes remojar los pies. El silencio es casi mágico; hasta los pájaros parecen cantar más suave. Nuestro guía nos contó que los locales vienen aquí para relajarse y despejar la mente.
La última parada fue Oshino Hakkai. Ocho estanques alimentados por el deshielo del Monte Fuji—cada uno con agua cristalina. Se ve hasta el fondo, donde las monedas brillan con el sol. Cerca hay tienditas que venden mochi a la parrilla y verduras frescas; yo me compré un pincho mientras veía a los niños lanzar piedras al agua. Las casas con techo de paja hacen que el tiempo parezca ir más lento.
¡Sí, es perfecto para familias! Hay espacio para cochecitos y asientos para bebés. El ritmo es flexible para que puedas adaptarlo a tus necesidades.
Claro que sí. Solo avisa a tu conductor si quieres cambiar alguna parada o quedarte más tiempo en algún lugar; estarán encantados de ajustarlo.
Las comidas no están incluidas, pero tu guía puede recomendarte lugares locales excelentes para probar los fideos houtou o algún snack en cada parada.
El vehículo es accesible para sillas de ruedas y la mayoría de los sitios también. Avísanos tus necesidades al reservar para ayudarte a planificar todo.
Tu furgoneta privada con conductor incluye peajes y combustible. WiFi gratis a bordo para que todos estén conectados. Aire acondicionado para viajar cómodos todo el año. Acceso para sillas de ruedas y asientos para bebés disponibles—solo dinos lo que necesitas al reservar.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?