Camina por el barrio Gion de Kyoto con un guía local, intenta ver geishas reales en Hanamikoji, explora callejones con casas de madera del Edo y visita el Santuario Yasaka para conocer rituales sintoístas. Pequeñas sorpresas como snacks callejeros o momentos junto al río te acompañarán mucho después.
“¡Ahí está ella, mira!” susurró nuestra guía, Hiroko, justo cuando nos detuvimos en la calle Hanamikoji. Casi no la vi pasar — la geisha se movía tan silenciosa que parecía fundirse con el crepúsculo. El aroma del incienso que salía de una puerta cercana se mezclaba con el leve olor a mochi a la parrilla. Hiroko se rió cuando intenté pronunciar ‘okiya’ (seguro lo dije fatal), pero no le importó. Empezó a contarnos sobre el riguroso entrenamiento de las geishas — la verdad, no tenía ni idea de lo exigente que es.
Dejamos atrás la calle principal y nos metimos en un callejón estrecho. Las piedras estaban resbaladizas por la lluvia de la noche anterior y mis zapatos chirriaban con cada paso. Por todos lados había antiguas casas de madera machiya — algunas con pequeñas linternas parpadeando en las puertas. Hiroko señaló una que había sobrevivido desde la época Edo; dijo que cada viga tiene una historia si sabes a quién preguntar. Pasamos junto a un grupo de escolares que se reían en una esquina, todos con uniformes impecables salvo uno que no paraba de perder la corbata.
No esperaba que Sannenzaka y Ninenzaka tuvieran tanta vida — dicen que si te caes ahí morirás en dos años (Hiroko sonrió al aclarar que es solo una superstición antigua). En cada curva había tiendecitas vendiendo dulces que ni sabía cómo llamar. En el Santuario Yasaka vimos a una pareja inclinarse en silencio frente al altar; intenté imitarles pero seguro lo hice mal. El aire olía a cedro y algo dulce — ¿quizá flores de ciruelo? Luego paseamos por el callejón Pontocho y terminamos junto al río Kamogawa, donde la gente local se sentaba simplemente a contemplar el agua pasar. A veces aún recuerdo esa vista — lo normal que parecía para todos los demás.
El recorrido dura aproximadamente 2 horas.
Sí, es posible ver geishas en la calle Hanamikoji o en los callejones cercanos.
Sí, el Santuario Yasaka es una de las paradas del paseo.
Bebés y niños pequeños pueden unirse; se aceptan cochecitos.
Sí, hay opciones de transporte público muy cerca.
Verás casas de madera machiya del periodo Edo a lo largo del recorrido.
Tu guía local compartirá historias sobre el entrenamiento y la vida diaria de las geishas durante el paseo.
No incluye comidas, pero hay tiendas para comprar snacks durante el recorrido.
La experiencia incluye un paseo guiado por el barrio Gion de Kyoto con un experto local que cuenta historias sobre la cultura y la historia de las geishas. Visitarás la calle Hanamikoji, explorarás callejones con casas machiya del periodo Edo, harás una parada en el Santuario Yasaka para ver rituales sintoístas, pasearás por el callejón Pontocho y las calles Sannenzaka y Ninenzaka, y terminarás junto al río Kamogawa. No incluye comidas ni transporte, pero se permiten cochecitos y el transporte público está cerca.
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