Te pondrás ropa tradicional dentro de una casa samurái centenaria en Kyoto, aprenderás lo básico de la espada con expertos y probarás tu concentración cortando con una iaitō real. Momentos de meditación zen te conectan con la filosofía samurái antes de sostener una espada antigua — no es solo habilidad, es algo que sientes mucho después de irte.
Ya estábamos a medio poner el hakama cuando me di cuenta de lo silenciosa que estaba la vieja casa. Se oían los pasos de alguien con zapatillas sobre el tatami en otra habitación, y afuera, la lluvia golpeando los aleros de madera. Nuestro instructor, Nakamura-san, no tenía prisa — solo sonreía y me mostraba otra vez cómo ajustar bien el cinturón. Seguro que aún lo hice mal. Todo el lugar olía a incienso y madera antigua, como si la historia se hubiera impregnado en cada rincón.
La primera vez que tomé la espada de práctica, me pareció más pesada de lo que esperaba — tal vez por nervios o por respeto al lugar. Nakamura-san hizo un movimiento tan fluido que parecía sencillo, pero cuando lo intenté, se me tensaron los brazos. Se rió suavemente y dijo algo sobre “el espíritu antes que la fuerza”. Éramos varios de distintos países, pero todos nos quedamos en silencio cuando lo vimos cortar el blanco con una verdadera iaitō. No fue un sonido fuerte — más bien un susurro cortando el aire — pero se notó cómo todos nos tensamos al instante.
Después llegó la meditación zen. Sentado ahí con las rodillas doliendo (no estoy acostumbrado a la posición seiza), pensaba en la disciplina que debían tener estas personas. Para entonces la lluvia había parado y la luz entraba por las shōji, difusa y dorada. Al final, Nakamura-san me entregó una espada antigua para sostener; estaba más fría de lo que imaginaba. No sé por qué, pero esa parte es la que más me quedó grabada.
La actividad suele durar entre 1 y 2 horas, según el tamaño del grupo y el ritmo.
Los menores pueden participar si van acompañados por un adulto; los más pequeños pueden observar con seguridad durante el manejo de la espada.
No se requiere experiencia; los instructores guían a todos los niveles en cada paso.
Usa ropa cómoda y calzado adecuado para actividad física; el atuendo tradicional se proporciona en el lugar.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del lugar en Kyoto.
Sí, las fotos de tu actividad están incluidas para que puedas recordarlo y compartirlo.
No incluye comidas; el enfoque está en las actividades culturales y el entrenamiento.
No se recomienda para quienes tengan lesiones en la columna o problemas cardiovasculares.
Tu día incluye uso de espadas auténticas de entrenamiento marcial, instrucción profesional en cada paso, fotos tomadas durante la actividad para que las guardes y presumas, además de una sesión guiada de meditación zen dentro de una residencia samurái de 260 años en el corazón histórico de Kyoto.
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